sábado, 7 de septiembre de 2013

Mi logia madre del V.:H.: Rudyard Kipling


"Allí estaban Rudle, el jefe de estación,

Peazley, de la Sección de vías y Trabajos,

Ackman, de Intendencia,

Donkin, funcionario de la Prisión

y Blake, el Sargento Instructor que fue dos veces nuestro Venerable;

y también estaba el viejo Franjee Eduljee, dueño del almacén “Artículos Europeos”.

afuera nos decíamos “Sargento “o “Señor” ; "Salud” o “Shalom”;

adentro, en cambio, ”Hermano” y así estaba bien.

Nos encontrábamos en el Nivel y nos despedíamos en la Escuadra.

Yo era el segundo Diácono.

Estaban, también, Bola Nath, 

Saúl el contador,

el judío de Aden,

Din Mohamed de la oficina del Catastro,

el señor Chuckerbutty

Amir Sing el Sikh 

y Castro, del taller de reparaciones, que por cierto era católico romano.

Nuestros ornamentos no eran ricos

y nuestro Templo era viejo y desguarnecido,

pero conocíamos los Landmarks y los observábamos escrupulosamente....

A veces, cuando miro atrás, me viene a la cabeza este pensamiento:

“En el fondo no había incrédulos, al margen, quizas, de nosotros mismos.”

Y así cada mes, después de la Tenida, nos reuníamos para fumar.

No nos atrevíamos a hacer banquetes

por miedo a forzar alguna norma de cualquier hermano 

y hablábamos a fondo de Religión y de otras cosas;

cada uno se refería al Dios que conocía mejor,

y los hermanos tomaban la palabra uno tras otro y nadie se inquietaba.

Nos separábamos con el alba,

cuando se despertaban las cacatúas 

y los malditos mosquitos portadores de fiebre.

Entonces, volvíamos a caballo

Y, después de tantas palabras, 

Dios, Mahoma y Shiva jugaban al escondite dentro de nuestras cabezas.

Muy a menudo, desde entonces, mis pasos errantes al servicio del Gobierno

han llevado mi saludo fraternal, desde Oriente a Occidente.

¡Cómo los recordaba! ¡Y cuantas veces he deseado volver a verlos a todos!

A todos los de Logia Madre.

¡Como querría volver a verlos!

A mis hermanos negros o morenos 

y sentir el aroma de los cigarrillos indígenas 

mientras deambulaba por allí el que encendía la luz

y el viejo de la limonada removía objetos por la cocina.

Y volverme a sentir un Masón perfecto una vez más,

en esta, mi Logia de hoy". 

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