sábado, 7 de septiembre de 2013

Apuntes y notas sobre los orígenes de la masonería especulativa

En "Orígenes de la Masonería" refiere José Schlosser

"En el Londres de 1717, cuatro logias de entre las muchas existentes estaban ya integradas por muy pocos constructores y muchos hermanos "aceptados"" 


La Primera Gran Logia se constituyó el 24 de junio de 1717, cuando cuatro logias de Londres se reunieron en la taberna Goose and Gridiron y formaron la que denominaron Gran Logia de Londres y Westminster. 
En 1723 se publicaron las Constituciones de Anderson conteniendo sus reglas de organización y principios.
En 1751 un grupo de francmasones formó una Gran Logia rival, la Gran Logia de Masones Libres y Aceptados de Inglaterra, argumentando que la Gran Logia creada en Londres había introducido innovaciones y se había apartado de los antiguos linderos de la Masonería, mientras que ellos trabajaban de acuerdo con las antiguas reglas dadas por el Príncipe Eduardo en York en el año 926 d. C. Por este motivo, terminará siendo informalmente denominada como la Gran Logia de los antiguos, en contraposición a la Primera Gran Logia que, paradójicamente, será conocida como la de los modernos.
La Constitución de la Segunda Gran Logia, compilada por su Gran Secretario Laurence Dermott, se denomina Ahiman Rezon, nombre hebraico que aproximadamente viene a significar Una ayuda a un Hermano.
Henry Sadler, en su libro Hechos y ficciones masónicas (1887), contradice el discurso de Dermott, según el cual los miembros de la segunda Gran Logia habrían sido unos escindidos por causa de los usos tradicionales. Según Sadler, en realidad, los "antiguos" eran, sobre todo, inmigrantes irlandeses en Londres que, al ser recibidos con cierta hostilidad por las logias inglesas, decidieron constituir su propia organización.
Las diferencias rituales entre una y otra tradición no provendrían de ninguna "innovación" de la Gran Logia de Londres, sino que se deberían a la diferente manera en que, tanto en Irlanda como en Inglaterra, se llevaría a cabo la adopción y reorganización del patrimonio ritual de la vieja masonería escocesa. Si bien una parte de la historiografía ha tendido a exagerar las divergencias entre "modernos" y "antiguos", éstas no afectan en realidad más que a ciertas particularidades sobre la disposición de la logia y del ritual. En lo esencial, los ritos y las ceremonias masónicas son comunes en las dos tradiciones. Sin embargo, conocer las diferencias entre ellas, por irrelevantes que parezcan, resulta indispensable para comprender la génesis de los diferentes ritos masónicos, pues todos provienen de una de estas dos familias.
Las rivalidades entre ambas se mantuvieron durante 63 años, constituyendo el primer cisma de la francmasonería. En 1809, las dos Grandes Logias rivales iniciaron negociaciones para llegar a una unión equitativa, que se produjo el 27 de diciembre de 1813 de la mano de sus respectivos Grandes Maestros, los duques de Sussex y de Kent, hijos ambos del rey Jorge III. La nueva organización se denominó Gran Logia Unida de Inglaterra y es la que pervive en la actualidad  (UGLE en el acrónimo en inglés). El duque de Sussex fue su primer Gran Maestro. Actualmente, es el Principe Eduardo, Duque de Kent, quien ejerce como Gran Maestro de la Gran logia Unida de Inglaterra.

De vuelta en el siglo XVIII, John Locke (1632-1704) con su "Ensayo sobre el entendimiento humano", publicado unos cincuenta años antes de la fundación de la Gran Logia de Londres en 1717, abre las puertas a una nueva forma de considerar al hombre, ya no como un elemento del régimen patriarcal de la Edad Media, sino como un integrante de las Guildas que le eran necesarias para ser más fuerte.
Son los albores de La Ilustración y comienza a imponerse una concepción antropocentrista. El hombre vale como individuo y no como integrante de una familia o de un gremio. El inglés Francis Bacon (1561-1626) proclamó la preminencia de la investigación científica. René Descartes (1596-1650) lanza su revolucionario "pienso, luego existo".

"La ilustración, a pesar de sus ideas liberales, no logró abstraerse al "machismo" medieval. La mujer siguió teniendo como función principal, dentro de la sociedad, la de ser madre. La exhortación a ampliar conocimientos era dirigida solamente a los hombres, mientras que las mujeres continuaron sometidas a una educación llena de prejuicios. He aquí la causa por la cual se estableció que las Logias deberían estar integradas sólo por hombres.".

Respecto a los albores de la masonería especulativa diremos que finalmente las logias se unieron, pues, y formaron una Gran Logia, cuyo primer Gran Maestro fue Anthony Sayer que en su único año de Veneratura solamente logró integrar otras dos Logias al incipiente cuerpo. 
Le sucedió George Payne. Luego en 1719, Jean Théophile Désaguliers, que fue el principal redactor de las Constituciones; en 1720, reelección de John Payne; 1721 y 1722, Juan, Duque de Montagú; finalmente en 1723, Felipe, Duque de Wharton, de tan importante actuación en la creación de la masonería española.
John Payne era un activo y emprendedor anticuario, que dio a los trabajos un ritmo extraordinario, amplió el número de miembros, se dedicó a reunir y compilar documentos y manuscritos referidos a la historia, usos y reglamentos de la antigua masonería Operativa.
Cabe pensar que en la elección de James Anderson no influyeron solamente sus virtudes intelectuales y su título de Doctor en Filosofía, sino también su calidad de predicador presbiteriano, que le permitía un diálogo adecuado con los masones católicos irlandeses, los anglicanos ingleses y los presbiterianos escoceses, temerosos de las reformas que se proponían." ("Orígenes de la Masonería", José Schlosser, 1996).
Corría el año 1721, y el duque de Montagú encarga las "Constituciones" al pastor Anderson, para que modificase lo recopilado por Payne en los dos años anteriores (en los que además fue Gran Maestro). Hemos tratado este tema de las Constituciones en una nota anterior. 
Al parecer Anderson era hijo de un miembro de la logia de Aberdeen (de la que había sido secretario). La base del trabajo de Anderson lo constituyen los manuscritos Regius (o Real, 1399) y Cooke (1410), amén de los documentos recopilados por Payne y pertenecientes a los masones de las logias de Londres. Payne entregó a Anderson las Constituciones Góticas, el conjunto de más de un centenar de pergaminos y libros de diversos países de Europa (Italia, Francia, Alemania, Escocia, Inglaterra), así como los mencionados Poema Regio de 1390 y el Manuscrito de Cooke de 1410. Payne redactó inicialmente las treinta y nueve Ordenanzas Generales. Él fue quien le entregó a James Anderson sus notas para la revisión de sus trabajos, con el fin de que aquellas Antiguas Ordenanzas se adecuaran a la nueva organización.
Anderson terminó el trabajo en el mismo año 1721 y presentó su informe en la Tenida del equinoccio de otoño (23 de septiembre de 1721), el cual inmediatamente fue sometido a estudio por una Comisión formada por 14 miembros de la Gran Logia. Esta Comisión expidió sus conclusiones en la Asamblea del equinoccio de primavera (25 de marzo de 1722), aconsejando su aprobación con algunas pequeñas modificaciones. El informe de la Comisión fue aprobado por unanimidad de las 24 Logias presentes en esa Asamblea. Las Constituciones definitivas se presentan en el año 1723, siendo firmadas por el Gran Maestro, el duque de Wharton, y el Gran Maestre Diputado (el propio Anderson)".
Sentido y significadoDe una forma simbólica se hace constar en las Constituciones que a partir de entonces ya no será la catedral un templo de piedra a construir, sino que el edificio que habrá de levantarse será la catedral del Universo, es decir, la misma Humanidad.
El trabajo sobre la piedra bruta destinada a convertirse en cúbica, es decir, apta a las exigencias constructivas, será el hombre, quien habrá de irse puliendo en contacto con sus semejantes a través de una enseñanza en gran parte simbólica. Cada útil o herramienta de los picapedreros recibirá un sentido simbólico: la escuadra, para regular las acciones; el compás, para mantenerse en los límites con todos los hombres, especialmente con los hermanos masones. El delantal, símbolo del trabajo, que con su blancura indica el candor de las costumbres y la igualdad; los guantes blancos que recuerdan al francmasón que no debe jamás mancharse las manos con la iniquidad, etc.
La Masonería se convertía, pues, en el lugar de encuentro de hombres de cierta cultura, con inquietudes intelectuales, interesados por el humanismo como fraternidad, por encima de las separaciones y de las oposiciones sectarias, que tantos sufrimientos habían acarreado a Europa: la Reforma, por una parte, y la Contrarreforma, por otra. Les animaba un espíritu universalista y el deseo de encontrarse en una atmósfera de tolerancia y fraternidad. El artículo fundamental de las Constituciones de 1723 lo subraya claramente al afirmar que:
"Aun cuando en los tiempos antiguos los masones estaban obligados a practicar la religión que se observaba en los países donde habitaban, hoy se ha creído más oportuno no imponerle otra religión que aquella en que todos los hombres están de acuerdo, y dejarles completa libertad respecto a sus opiniones personales. Esta religión consiste en ser hombres buenos y leales, es decir, hombres de honor y de probidad, cualquiera que sea la diferencia de sus nombres o de sus convicciones."

Otro artículo precisa que cuando los trabajos están cerrados y los hermanos se hallan reunidos fuera de la logia, pueden dedicarse a placeres inocentes evitando los excesos de todo género, y sobre todo absteniéndose de decir y de hacer cosa alguna que pudiere herir o romper la buena armonía que entre todos debe reinar siempre. Por esta razón, no deben llevarse a estas reuniones odios privados, ni motivo alguno de discordia y, sobre todo, deben evitarse en absoluto las discusiones sobre religión y política, sobre nacionalidad, puesto que los masones, como antes hemos dicho, no profesan otra religión que la universal, y que pertenecen a todos los pueblos, a todas las lenguas, ... (Lo cual hoy en día seria el equivalente de profanizar un taller).
Este apartado ha dado lugar a un cierto mal entendido, ya que de la recomendación de Anderson que se refiere al momento: 

"cuando la Logia esté cerrada, pero estando aún reunidos los hermanos", 

Y por ello, algunos masones han hecho una interpretación extensiva al momento en que la Logia está organizada, prohibiendo en ella la discusión sobre determinados temas. Lo cual por estos tiempos resulta ajustado a los trabajo en logia.

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