sábado, 31 de diciembre de 2011

FELIZ AÑO NUEVO!!!! Los mejores deseos de un venturoso 2012 - 3AF.


Oración Masónica, al Gran Arquitecto del Universo
 
G.·.A.·.D.·.U.·. Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes.
Y no decir mentiras por el aplauso de los débiles
Si me das fortuna, no me quites la felicidad.
Si me das fuerza, no me quites la razón.
Si me das éxito, no me quites la humildad.
Si me das humildad, no me quites la dignidad.
Ayúdame a ver con bondad el otro lado de la medalla.
No me dejes inculpar a los demás HH.: de in fraternos por ellos no practicar una autentica masonería
.

Enséñame a respetar a mis HH:. Como a mí mismo.
A examinarme y juzgarme como harían los demás.
No me dejes engañar en el orgullo soberbio si triunfo.
Ni en la desesperación loca, si toca a mi puerta el fracaso.
Hazme ver que el fracaso, puede ser la antesala del triunfo.
Enséñame que perdonar; es lo más grande del fuerte y que la venganza, envidia y rencor es la reacción del pobre de espíritu.

Si me quitas la fuerza, déjame mantener la esperanza.
Si me quitas hoy el éxito, ayúdame a superar el fracaso.
Si yo faltara a la gente, dame el valor para disculparme.
Y si alguien me faltara, dame el valor para perdonarlo.
Permíteme creer en mis HH.·. y que sus sentimientos son puros.

Que nuestros principios encierran Autenticidad Masónica y que vos G:.A:.D:.U:. Nos devolverás a la senda de la fraternidad.
Gran Arquitecto Del Universo. Si me olvido de ti.
Por favor tú no te olvides de mí

Con mis mejores deseos de un venturoso 2012 les hago llegar un 3AF.-
OSCAR (M.: M.:)

domingo, 18 de diciembre de 2011

Visita guiada al templo de la discreción por Manuel Castrillón

Recorrido por la sede principal de la Gran Logia Unida de Inglaterra, un espléndido palacio art déco que guarda secretos de la masonería y los exhibe detrás de pesadas puertas de bronce, sin perder su halo de misterio.
LONDRES.- La procesión de hombres de traje negro y guantes blancos, con sus mandiles bordados en oro y collarines de los que cuelgan escuadras, varas cruzadas, espadas y palomas, se dirige hacia las pesadas puertas del Gran Templo. Son unos cincuenta hermanos de una de las sociedades más discretas y sobre la que más se ha escrito: la masonería.
El grupo está presidido por su alteza real, el duque de Kent, primo de la reina Isabel II. Este hombre, que ya orilla los 80 años, nieto del rey Jorge V, es el Gran Maestre actual de la Gran Logia Unida de Inglaterra.
Se abren las puertas e ingresa el cortejo de altos dignatarios. Se cierran y en su interior se desarrolla una ceremonia vedada a los ojos profanos.
Pero fuera de los momentos en que se cumplen estas reuniones de masones, todo el espléndido palacio art déco, sede de esta fraternidad en Inglaterra, puede ser recorrido por cualquiera. Al 60 de Great Queen Street, a un par de cuadras de la estación Holborn del subterráneo y a 400 metros de Covent Garden, Freemasons' Hall no sólo puede visitarse, sino que ha sido escenario de películas y series televisivas. Algunos ejemplos, las historias para TV de Hercules Poirot (protagonizada por David Suchet), el London Fashion Week y hasta un video del grupo Westlife interpretando Mandy. El lugar se alquila también para diversos encuentros de negocios y fiestas.
En la página oficial de la masonería inglesa tenemos un recorrido virtual por el lugar. Está en www.ugle.org.uk/freemasons-hall . Aquí, además del recinto principal hay otros 21 templos para tenidas , como se denomina a las reuniones de masones.
Los tiempos cambian para la Gran Logia Unida de Inglaterra, institución fundada en 1717 sobre la base de cuatro logias preexistentes. Según datos que se brindan en la página oficial de esta institución hay 330.000 masones ingleses y galeses, organizados en 8000 logias. En todo el mundo, según esta fuente, los integrantes de las grandes logias de los diferentes países superan los 6 millones.
Siempre envuelta en un halo de misterio y creencias contrapuestas, la masonería más que una sociedad secreta es una sociedad discreta, pues en cualquier ciudad del mundo podemos encontrar fácilmente sus edificios. Pero sus reconocimientos mutuos a través de señas y movimientos corporales siguen alimentando el enigma.
Argentino entre ingleses
Una mañana cálida de este otoño boreal, quien esto escribe llegó a las impresionantes puertas de la esquina del edificio. Pero por allí sólo se ingresa en contadas ocasiones y para determinadas ceremonias. La construcción es imponente y en su vecindario encontramos tiendas que venden indumentaria masónica y hasta un pub llamado The Freemasons Arms.
La sede de la masonería inglesa, construida entre 1927 y 1933, se levanta donde, desde hace más de 250 años, han existido templos de la orden. El de la actualidad es un monumento a los muertos en batalla durante la Primera Guerra Mundial.
A la izquierda, por Great Queen Street, está el ingreso habitual de visitas y masones. Apenas se pasa la entrada de vidrio hay dos porteros con chaqueta roja que informan a los visitantes. "Si viene por las visitas guiadas tiene que esperar hasta las 11, que es la primera. Puede hacer tiempo en el edificio o volver después", dice uno con una sonrisa apenas perceptible.
Bajando unos escalones se llega a la tienda de recuerdos, indumentaria masónica y librería. Un mandil, o apron, cuesta unas 50 libras. Hay pines, remeras con la escuadra y el compás, jarros con asa con el escudo de la masonería inglesa y otros suvenires.
Las visitas guiadas son gratis y se realizan hasta las 16, con una duración aproximada de una hora. El guía que le tocó en suerte a este cronista y al resto de los diez integrantes de su grupo de visitantes era un masón de unos 60 años. Dio la bienvenida en nombre de la Gran Logia de Inglaterra y nos condujo al museo y la biblioteca. Ambos abiertos a los investigadores e historiadores no necesariamente masónicos, atesoran libros de actas varias veces centenarias de logias desparramadas por el orbe, allí donde llegó el Imperio Británico, o un mandil que perteneció al hermano sir Winston Churchill, copas, espadas, estandartes.
El conductor del tour recordó: "Tuvimos varios reyes masones, como Jorge VI (el monarca de la historia de la película El discurso del rey , pese a sus dificultades para hablar en público), Eduardo VII y Eduardo VIII, así como el duque de Wellington, Alexander Fleming (el descubridor de la penicilina), los escritores Rudyard Kipling y sir Arthur Conan Doyle, y el actor Peter Sellers".
"¿Por qué tantos secretos?", le preguntamos al guía. Con cara de póquer, nos respondió: "Esta es una sociedad iniciática y, por ende, se deben ir adquiriendo los conocimientos de manera gradual. Seguro ahora me preguntará por qué no mujeres en las logias, y ya le respondo que los antiguos picapedreros y arquitectos de las catedrales de la Edad Media eran sólo hombres. Seguimos esa tradición. Por otra parte, hay logias femeninas si ellas quieren ser también masones".
Avanzamos por un pasillo ceremonial por donde tradicionalmente se dirigen las autoridades de la Gran Logia al templo mayor. Revestido con paneles de caoba, pisos de mármol y mosaicos, lleva previamente al recinto donde se cambian los dignatarios. Allí, entre muebles para colgar la ropa que traen de la calle hay varios cuadros de ex Grandes Maestres.
Luego entramos en el Gran Templo. Para hacerlo, atravesamos las puertas, dos gruesas hojas de bronce, cada una con un peso de una tonelada y cuarto, aunque tan bien diseñadas que se mueven sin ningún esfuerzo, con un dedo. Las puertas tienen labradas escenas de la simbología de la fraternidad.
El Gran Templo, con capacidad para 1700 personas sentadas, es imponente. Orientado siguiendo los cuatro signos cardinales, tiene en el lado correspondiente al Este el sitial del Gran Maestre de la orden. Las paredes tienen mármol de Botticino. Los doce signos del zodíaco están representados en un friso y el techo, cubierto de mosaicos. Los tronos de las más altas autoridades están tapizados en seda de Damasco.
A la salida nos llevan a un memorial con un altar que representa el sacrificio de los hombres y las mujeres de las fuerzas armadas durante la Primera Guerra Mundial. A su alrededor están tallados los nombres de los grupos de la Gran Logia de Inglaterra que desde todas partes mandaron fondos para la construcción del edificio. Hay una, la 3466, que se llama Belgrano. Le preguntamos al guía: "¿Es una logia de masones anglo-argentinos, de argentinos que viven en Inglaterra o de ingleses que residen en la Argentina?". El guía nos respondió: "No lo sé; y si lo supiera, posiblemente no se lo diría"
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1433033-visita-guiada-al-templo-de-la-discrecion#comentar

sábado, 29 de octubre de 2011

La influencia de las Logias en el movimiento emancipador por Patricia Pasquali













 




Fuente de la nota: Revista "Todo es Historia" N°405, abril de 2001.

sábado, 1 de octubre de 2011

Volver a escribir con la mano por Guillermo Jaim Etcheverry,

He recibido este mail que me parece interesante compartir... Cordiales saludos blogueros!
Por Guillermo Jaim Etcheverry, Educador y ensayista (Integra la Academia de Educación, Preside la Fundación Carolina de Argentina, entre otros tantos honores...). 

Escrito a mano
"¿Cuánto hace que no experimentamos el placer de recibir una carta manuscrita en letra cursiva? 
La caligrafía es una habilidad humana en rápida extinción, porque ya casi no se enseña en las escuelas. 
En Inglaterra se vuelve a usar la estilográfica para que los estudiantes aprendan la grafía. 
En Francia también se considera que no se debe prescindir de esa habilidad, pero allí el problema reside en que ya no la dominan ni los maestros. 
Aunque el mundo adulto no está aún preparado para recibir las nuevas inteligencias de los niños producto de la tecnología, la pérdida de la habilidad de la escritura cursiva explica trastornos del aprendizaje que advierten los maestros e inciden en el desempeño escolar. 
En la escritura cursiva, el hecho de que las letras estén unidas una a la otra por trazos permite que el pensamiento fluya con armonía de la mente a la hoja de papel. Al ligar las letras con la línea, quien escribe vincula los pensamientos traduciéndolos en palabras. 
Por su parte, el escribir en letra de imprenta implica escindir lo que se piensa en letras, desguazarlo, anular el tiempo de la frase, interrumpir su ritmo y su respiración. 
Si bien ya resulta claro que las computadoras son un apéndice de nuestro ser, hay que advertir que favorecen un pensamiento binario, mientras que la escritura a mano es rica, diversa, individual, y nos diferencia a unos de otros. 
Habría que educar a los niños desde la infancia en comprender que la escritura responde a su voz interior y representa un ejercicio irrenunciable. 
Los sistemas de escritura deberían convivir, precisamente por esa calidad que tiene la grafía de ser un lenguaje del alma que hace únicas a las personas. 
Su abandono convierte al mensaje en frío, casi descarnado, en oposición a la escritura cursiva, que es vehículo y fuente de emociones al revelar la personalidad, el estado de ánimo. 
Posiblemente sea esto lo que los jóvenes temen, y optan por esconderse en la homogeneización que posibilita el recurrir a la letra de imprenta. Porque, como lo destaca Umberto Eco, que interviene activamente en este debate, la escritura cursiva exige componer la frase mentalmente antes de escribirla, requisito que la computadora no sugiere. 
En todo caso, la resistencia que ofrecen la pluma y el papel impone una lentitud reflexiva. 
Como en tantos otros aspectos de la sociedad actual, surge aquí la centralidad del tiempo. 
Un artículo reciente en la revista Time, titulado Duelo por la muerte de la escritura a mano, señala que es ése un arte perdido, ya que, aunque los chicos lo aprenden con placer porque lo consideran un rito de pasaje, "nuestro objetivo es expresar el pensamiento lo más rápidamente posible. Hemos abandonado la belleza por la velocidad, la artesanía por la eficiencia. "La escritura cursiva parece condenada a seguir el camino del latín: dentro de un tiempo, no la podremos leer". Abriendo una tímida ventana, aún firmamos a mano.

domingo, 7 de agosto de 2011

¿Conmemorar para qué? José de San Martín entre la Historia y las efemérides nacionales.


A.·.L.·.G.·.D.·.G.·.A.·.D.·.U.·.
Or.·. de Buenos aires, 3 de Agosto 2011 e.·.v.·.
V.·.M.·. y QQ.·.HH.·. Todos
¿Conmemorar para qué? José de San Martín entre la Historia y las efemérides nacionales.
Quiero comenzar mi plancha con una cita del semiólogo italiano Umberto Eco:
la historia podría entenderse como la práctica semiótica por excelencia, toda vez que nombra, y para hacerlo reconstruye contando lo que ya no está, pero partiendo de algo que nos ha quedado” Prologo a: LOZANO, J. El discurso histórico. 1994. p. 11.
En la cita, Eco nos advierte que la Historia (entendida como discurso sobre el pasado) tiene una dimensión esencialmente simbólica. La Historia es, en última instancia, no tanto la reconstrucción del pasado como su representación, esto es, la traducción en una narrativa de algo que ya no puede ser recuperado. En dicha representación, el historiador selecciona los hechos y los incluye en una “trama” que los dota de un significado. En este sentido, la historia nunca es una reconstrucción neutra, sino una práctica fundamentalmente política.
Como otros “hechos” de nuestra historia, San Martín refleja con claridad la dimensión semiótica (y en consecuencia política) del discurso histórico, incluso cuando éste se presenta bajo un barniz de neutralidad. Si bien San Martín ha generado una abundante bibliografía sigue siendo para nosotros una figura esquiva. Desde el bronce hasta el agente inglés, pasando por el indio bastardo, ha generado las más contradictorias y anacrónicas caracterizaciones. Por lo tanto, si insistimos en una semblanza conmemorativa o una apología de la figura del libertador nos haría caer en un estéril ejercicio escolar. Por el contrario, les propongo una reflexión en 2 partes. Primero: me gustaría hacer una breve e incompleta reseña en torno a las múltiples formas en las que el mito sanmartiniano ha sido construido y reconstruido a lo largo de la historia y como esas reconstrucciones estuvieron en buena medida relacionadas a objetivos políticos concretos. En segundo lugar, les propongo una reflexión conjunta de para qué debemos, si es que debemos, conmemorar la figura de San Martín. En otras palabras, los invito a usar su figura para pensarnos a nosotros mismos.
La Historia como disciplina académica surgió en el siglo XIX vinculada a la consolidación de los Estados liberales modernos. En ese tiempo, su incorporación en los recientemente creados sistemas educativos obedecía a la necesidad del Estado-nación de constituir un relato legitimante a partir de la práctica “científica”. Esta “ciencia histórica” fue la base sobre la cual se construyeron las efemérides, esto es, la traducción del pasado en un calendario de festividades que funcionaban como “memoria oficial” de la nación y en las que el pasado se ritualizaba para generar los lazos de solidaridad, jerarquía y pertenencia entre los miembros de la religión cívica.
En nuestro caso, el mito sanmartiniano y su inclusión en la religión cívica fue el producto de la generación posterior a la batalla de caseros. San Martín fue recuperado del olvido por un conjunto de hombres de letras entre los que se destacó Bartolomé Mitre. Mitre fue un activo promotor del mito sanmartiniano, que se materializó con la publicación de su célebre Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana (1887). A pesar de su declarada intención de reconstruir el pasado a partir de un escrupuloso manejo de las fuentes disponibles, el proyecto de Mitre distaba de ser una descripción neutra y su obra forjó una imagen sanmartiniana completamente coherente con su programa político. La dimensión política de la imagen de San Martín creada por Mitre queda en evidencia en los acalorados debates (en apariencia académicos) con V. López. En dicho debate, Mitre concebía a San Martín como la personificación de los ideales liberales a partir de una concepción esencialista de la nación que se articulaba en el antagonismo ficticio entre libertad y tiranía. Con una prolija selección de testimonios, el “primer historiador nacional” concebía al prócer como operación política o, si se prefiere, como herramienta en el debate en torno a definición misma de la nación.
La imagen sanmartiniana de Mitre se tradujo en un ceremonial republicano (las efemérides) que se desarrolló a partir de la última década del siglo XIX. En este desarrollo jugaron un papel fundamental las instituciones madre de la Historia nacional. La Academia Nacional de la Historia (1893) y el Instituto de investigaciones históricas de la UBA (1905). Ambas instituciones, aspiraban (y aspiran) a constituir la memoria histórica nacional generando un relato científico y “políticamente neutro” sobre el pasado.
Esta “Historia oficial” liberal y republicana de San Marín fue paulatinamente puesta en duda a partir de la crisis de los sistemas políticos liberales de entreguerras cuando un desigual grupo de historiadores que, en conjunto, se los ha etiquetado como “revisionistas” presentaban a un San Martín diferente. Si bien no podemos hablar de una escuela revisionista monolítica su unidad estaba dada por el interés en construir contrarelatos de la Historia liberal. Estas reinterpretaciones, aunque muy disímiles en contenido, desde la más rancia derecha ultramontana hasta la izquierda revolucionaria, pasando por un fascismo en diversos grados, todos ellos coincidían en su crítica a la democracia liberal.
En 1933 se fundó el Instituto Nacional Sanmartinano y se instituyó el 17 de Agosto como día del libertador. Ese mismo año se publicó, El santo de la espada de Ricardo Rojas. No es casual que la reactivación del debate sanmartiniano coincidiera con el particular clima político de la década infame. Durante este período, surgieron dos imágenes alternativas de San Martín que, sin embargo, coincidían en presentarlo en un ángulo antiliberal. San Martín podía ser alternativamente un devoto soldado católico o un demócrata popular pero era esencialmente el arquetipo del soldado, encarnación más pura de la nacionalidad por encima de la lucha facciosa. Paradójicamente, el primer peronismo, que fue el encargado de organizar los festejos del centenario de su muerte, no haría uso del discurso revisionista manteniéndose en los límites de la Historia oficial.
En la Argentina post peronista San Martín fue reinterpretado en virtud de un clima político progresivamente dominado por la violencia. Los movimientos de liberación de tendencia populista reinterpretaron la imagen sanmartiniana en clave nacional/popular e hicieron de la tríada San Martín-Rosas-Perón el símbolo de la resistencia contra el imperialismo. Mientras que la imagen del soldado apolítico y superador de la lucha facciosa fue asumido como modelo legitimante de los sectores que propugnaban la intervención militar para dirimir los conflictos políticos.
En las décadas que siguieron a la última dictadura los discursos en torno a San Martín se multiplicaron. Por un lado, ya no fue posible identificar una “Historia oficial” monolítica, por el otro las efemérides que constituyeron el culto cívico fueron paulatinamente vaciadas de contenido. Ahora, conviene interrogarse sobre este fenómeno que se ha vuelto parte de los discursos que, desde el sentido común, reprochan en la cultura política actual la trivialización de los símbolos nacionales. Nacidas para glorificación del Estado-nación las efemérides han sido arrastradas por la crisis de aquel. Con la imposición del capitalismo neoliberal, la primacía de formas supraestatales de organización, la pérdida de autonomía del Estado y su incapacidad de asegurar el bienestar general, asistimos al advenimiento de una sociedad post estatal. En este tipo de sociedad los discursos anti políticos/ anti estatales reflejan una tendencia a la desintegración del colectivo cívico a la vez que encubren una tendencia generalizada hacia formas cada vez más autoritarias e intolerantes de hacer política. El discurso anti estatal hace de los ciudadanos meros consumidores políticos. En este contexto, en el que el mercado es el único criterio racional de representación de la sociedad no es extraño que los símbolos construidos por el Estado sufran el mismo proceso de cuestionamiento.
Ese mismo liberalismo que en el siglo XIX se abocó a la construcción de los Estados nacionales se plantea hoy su desestructuración. No es de extrañar que los símbolos que constituyeron la forma en que el Estado operaba sobre la sociedad, hoy hayan perdido vigencia. Nuevas formas de representar la nacionalidad se imponen a los viejos mitos. Los antiguos símbolos constitutivos del ser argentino comparten o se ven desplazados del espacio de sacralidad por nuevas simbologías. El “patriotismo” no ha desaparecido sino que ha transmutado en formas diferentes.
Si el Estado nación se ha puesto en duda sus símbolos también. En este sentido, al mismo tiempo que la historia académica ha abandonado a los próceres y los reemplaza por otros objetos de estudio, desde la literatura ensayística surgen nuevas miradas que reflejan ese sentimiento anti estatal: Me refiero a la tendencia a la Historia como anécdota escandalosa que traslada al pasado los métodos de la prensa amarillista. Así San Martín, como los funcionarios públicos, es “descubierto en sus miserias”: ya sea un agente inglés o el hijo bastardo de la aristocracia terrateniente.

En este mismo templo se ha sugerido que la pérdida del sentimiento patriótico en los últimos años ha sido el producto de la acción de sucesivas políticas abocadas a destruirlo. Debo decir que estoy en desacuerdo con esta opinión por dos razones:
En primer lugar, no es cierto que desde el Estado no se promocione el patriotismo. De hecho, en los últimos años la Historia como relato virtuoso de la gesta nacional ha retomado protagonismo a partir del discurso estatal. Por supuesto, en estos casos el uso del mito sanmartiniano fue político, pero no menos político que el uso que le dio Mitre. En este sentido, el problema no es tanto la valoración que hagamos de él, como analizar su capacidad de construir un imaginario en una sociedad reactiva al discurso estatal.
En mi opinión el problema a resolver no es la falta de patriotismo sino interrogarnos por qué los discursos patrióticos carecen hoy de impacto en la sociedad. Por lo tanto, no es la falla de un gobierno, o gobiernos, sino la pertinencia misma del concepto liberal/republicano de organización política lo que está en juego. Si hoy en día las instituciones republicanas parecen bastardeadas no ha sido por una falta moral de la clase política sino por la propia incapacidad del sistema democrático para presentarse ante la sociedad una forma viable de constituirla.

En segundo Lugar. Personalmente creo que en este contexto, los discursos nostálgicos por los viejos rituales cívicos y el “patriotismo” perdido no resultan operativos para una sociedad cuyas bases han cambiado radicalmente. No creo que ese sea el camino, y nuestra tarea debería ser, por el contrario, pensar colectivamente como masones cómo podemos cooperar en la construcción de un nuevo paradigma social en una sociedad que no es la que imaginamos.
Para concluir, Historia y política son dos caras de la misma moneda. La Historia (como una práctica) nunca fue ajena a los proyectos políticos de quienes la escribieron. De hecho, podemos decir que la política es constitutiva de cualquier discurso en torno al pasado. Las diversas imágenes que los historiadores y las efemérides proyectaron del mito sanmartiniano nos corroboran que “lo que sabemos” sobre San Marín es un reflejo de nosotros mismos, puesto que la utopía de un discurso histórico neutro que reconstruya el pasado “tal como fue” es una empresa imposible.

H.R.F. M.·.M.·.

jueves, 21 de julio de 2011

La Magia de las Palabras en la boca del Sabio M.:

"En el principio era el Verbo (palabra), y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas" (JUAN 1:1-3).

Q.:H.:,  a continuación les transcribo un bonito trabajo que he encontrado en el sitio: 
http://es.catholic.net/comunicadorescatolicos/580/2289/articulo.php?id=14749
Su titulo es: ¿Qué idioma hablaba Jesucristo? de Ignacio Walker Cisnero, el cual hace una amplia revisión de la historia lingüística para adentrarse en la geografía gramatical y así explicarnos los Evangelios a la luz del idioma que posiblemente hablaba Cristo.
"Quien peregrina a Tierra Santa usualmente se deja llevar por una triste ilusión: pensar que Nuestro Señor Jesucristo hablaba la misma lengua que las gentes que hoy ocupan los Santos Lugares. Es más, el error se extiende incluso a quienes - por motivos que desconozco y no puedo comprender - se empeñan en fundar sociedades católicas con nombres en hebreo. 
Hoy en día, el hebreo es la lengua oficial del moderno estado de Israel. Con una sabia determinación, se ha impuesto esta lengua como una forma de unificar a los habitantes del territorio y formar la unidad nacional. Sin embargo, este espectáculo se diferencia mucho del que ofrecía a la vista del peregrino de hace dos mil años. 
Diremos, para comenzar, que el hebreo vivo es una lengua moderna, nacida de los esfuerzos del publicista Ben Yehuda durante el siglo pasado, pensando en la creación del "Hogar" sionista que posteriormente se constituyó sobre una porción de Palestina. Ahora bien, esto NO significa que porque el hebreo no fuera usado por el Pueblo Elegido no sea una lengua antigua, considerada por los lingüistas dentro de las lenguas semíticas (1). Todas estas lenguas son parientes entre sí, como el francés lo es de las románicas, del italiano, español o rumano. 
Quienes acompañaban a Abraham hablaban un dialecto semítico análogo al babilónico de la baja Mesopotamia. Los cananeos, en cambio, hablaban uno más preciso, mejor construido. Al regresar de Egipto, los hebreos "fijaron" su idioma adoptando construcciones del cananeo. Y así como en la Francia medieval existían los de ’oil’ y de ’oc’, los de Judea pronunciaban ’ch’ la ’s’ de los efraimitas. Por esto el cántico de la profetiza Débora está basado en un vocabulario tan particular. Y como el Libro Sagrado fue redactado casi exclusivamente en Judea, el hebreo judaico prevaleció sobre el resto. 
El Rey-Profeta David y Salomón hablaban este hebreo. Y así fue hasta la deportación a Babilonia. Al regreso se produjo un lento declinar de esta lengua y fue suplantada por un dialecto local. Sin embargo los sabios y escritores de las Sagradas Escrituras utilizaban este hebreo como "lengua santa" al modo que los escolásticos y la Santa Iglesia utiliza el latín como lengua sagrada. El hebreo se convirtió, por tanto, en "lengua de santidad", leshon da kodesh, o "la lengua de los sabios". Los doctores de la Ley enseñaban en hebreo como nuestros teólogos enseñaban en latín. Las plegarias y rogatorios se pronunciaban en hebreo al modo de nuestro Pater o el Ave María. 
Es notable ver que poco antes de la venida del Salvador, el hebreo conoció un resurgimiento. Se cree que en la comunidad de los esenios, amigos del Señor, se hablaba en hebreo. Nuestro Señor, según nos cuenta San Lucas, enseñaba en el Templo, "desenrollando el libro del profeta Isaías y leyendo". Por tanto para Sus prédicas a los doctores, utilizaba la lengua sacra. Pero en la vida corriente, se utilizaba otro idioma: el arameo. Para sus prédicas populares, es creíble que el Divino Redentor no utilizase el hebreo sino el arameo para expresarse. 
Ahora bien, el arameo no era una lengua corrompida como muchos progresistas "expertos" propagan sin empacho, incluso en libros o documentales de televisión. Ellos dicen que el arameo es una degradación de la lengua, un dialecto degenerado que habrían traído del exilio en Babilonia. 
Pero el arameo es una lengua tan original como lo es el hebreo. Era la lengua que hablaban las tribus nómades que fundaban reinos efímeros a lo largo y ancho de la Fértil Medialuna, si lograr jamás unificarse. A causa de esto los israelitas les llamaban "allegados". Por razones poco comprendidas, esta lengua no se perdió cuando el esplendor político de los arameos decayó, sino que, por el contrario, ingresó a una prodigiosa expansión. En toda el Asia anterior, del mar de Irán, de las fuentes del Éufrates al golfo Pérsico, el arameo sustituyó todas las lenguas nativas. 
Tan impresionante fue esto que los Reyes de los Reyes persas la adoptaron como lengua administrativa, lo que contribuyó aún más a imponerlo. Israel no fue ajeno a esta dominación. 
Aprecie el lector la magnitud del cambio: en el siglo VIII A.C. solamente los grandes hablaban arameo y el pueblo hablaba hebreo; en tiempos del Señor, el pueblo hablaba masivamente el arameo y sólo los grandes hablaban hebreo. 
El arameo era una lengua más civilizada que el hebreo, mucho mas flexible, más apta para expresar los matices y circunstancias de un relato o las evoluciones del pensamiento. Además contaba con muchísimas sutilezas: los galileos no pronunciaban como la gente del Jerusalén. Recuerde el lector que la noche dolorosa del Jueves Santo, San Pedro es reconocido como galileo por una criada. 
Los evangelios están poblados de numerosos vocablos arameos, utilizados incluso por el propio señor: Abba, haceldama, Gabbata, Gólgota, Mamonas, Mestriah, Pascha y hasta frases enteras como el mandamiento "thalita qumi", que Cristo da a la hija muerta de Jairo. O el célebre "Eloi, Eloi, lamma sabachtani", de la suprema angustia. 
Por muestra tenemos que en ciertas partes del libro de Esdras y de Jeremías, los de Daniel y San Mateo se empleó el arameo en la primera redacción, antes de su traducción al griego. 
La literatura talmúdica se sirve de las Targum (targumin), que son "traducciones" al arameo del original hebreo. En la época de Nuestro Señor en cada sinagoga habían un "targoman" o traductor al arameo de las enseñanzas y preceptos divinos, que explicaba y traducía al arameo los textos para quienes no sabían o no dominaban el hebreo. 
Hoy en día subsiste el arameo oriental, o más bien "arameos" en la zona de Mesopotamia. Al sur de Damasco, en Maamula (Mamula) se habla el arameo occidental y gracias a esta preservación se ha podido transcribir el Pater en arameo. 
Pero, ¿esto quiere decir que el hebreo y el arameo eran las dos únicas lenguas que se hablaban en la época del Redentor? Los relatos evangélicos nos cuentan que Pilatos ordenó clavar un letrero sobre la Cruz que estaba escrito en tres idiomas: hebreo, griego y latín. 
El latín era la lengua de los invasores y tenía muy poco uso, pero era el idioma oficial del Imperio y se utilizaba para todas las comunicaciones oficiales. Flavio Josefo concuerda con esto y añade que todas las comunicaciones y decretos se acompañaban de una traducción en griego. 
El griego estaba muy difundido en el Cercano Oriente y en todo el Imperio. Los rabinos levantaban una lucha cultural contra el invasor que imponía costumbres paganas: "Quien enseña griego a su hijo - decían - es maldito al igual que el que come puerco". Pero esto no impedía que sus grandes sabios, como Gamaliel, lo conocieran perfectamente. El Libro de Hechos narra cómo, por darle el gusto a la población de Jerusalén tras su detención, San Pablo habla en arameo y no en griego, ya que el griego era la lengua de la gente culta, distinguida, de los ricos, la lengua de herodes y la lengua internacional de los negocios. 
Los Evangelios, los Hechos de los Apóstoles, casi todas las Epístolas y el Apocalipsis, fueron escritos en lengua griega, o la menos traducidos inmediatamente a ésta. 
¿Hablaba griego el Mesías Esperado? En ninguno de los discursos que registran los Evangelios le escuchamos pronunciar una sola cita griega, ni siquiera una alusión, como sí lo hace San Pablo. Pero cuando es interrogado por Poncio Pilato no se sirve de ningún traductor. Y Pilatos no se tomaba la molestia de estudiar la lengua de los sometidos y esclavos. ¿Que tipo de griego se hablaba en Palestina? El que a partir de Alejandría se había impuesto a los idiomas locales: ático, jonio, dorio, eolio y se difundió en el mundo helenístico no sin sufrir deformaciones. 
El griego de la Koiné se había simplificado, suprimiéndole palabras difíciles y se dejaron de lado las particularidades de las declinaciones y conjugaciones: utilizaba las construcciones analíticas con preposiciones de preferencia a las formas del griego clásico, pero ante todo había adoptado muchas palabras latinas y formas sonoras orientales. 
Definitivamente no era el griego de Platón, pero era cómodo y muy bien adaptado para el papel internacional que habría de desempeñar. 
Esta pequeñísima introducción nos permite abrir una nueva visión del mundo que contemplaron los Divinos Ojos del Creador. 
Este mundo que le recibió y no le acogió fue perfeccionándose gradualmente y depurando, gracias a las saludables influencias de la Santa Iglesia, todos los resabios de paganismo y maldad que eran costumbres incuestionadas por los hombres de aquella época. Sirva decir que fue gracias a la Iglesia y no a las bravatas masónicas de la ilustración, sino mas de diecisiete siglos antes, que se comenzó a luchar por el fin de la esclavitud y que fue la Iglesia quien consiguió abolir esa práctica infame. 
Sólo con el Renacimiento de los errores antiguos, hacia el fin de la Edad Media, resurge el esclavismo de manos de personas, consagradas al culto del dinero y del poder. Fue la Iglesia, recordémoslo siempre, quien creó el concepto de persona y dignidad, y no es ésta una invención moderna. 
Comencemos, pues, a amar y estudiar más nuestra historia para desterrar las idear perversas que nos introducen las creaciones literarias y hollywoodenses sobre nuestro pasado y en particular del contexto histórico y de la Sagrada Persona de Nuestro Señor Jesucristo.  
Hoy en día, en que se quiere hacer creer y sentir que la Iglesia erró por dos mil años y que, por tanto, debe volver a sus primeros tiempos, es momento oportuno para recordar, divulgar y defender.".

lunes, 20 de junio de 2011

PATRIOTAS MASONES: BELGRANO



LAS IDEAS DE BELGRANO
Ciento noventa y un años después del fallecimiento de Manuel Belgrano, los hijos de la viuda recordamos en estas fechas, el paso por el mundo de este hombre que supo ser abogado, economista, periodista, político y militar revolucionario y quien además, en las horas más inciertas de nuestra patria, enarboló por vez primera nuestra enseña nacional.
En el presente trabajo me centraré en el pensamiento de nuestro recordado prócer y H.: Manuel Belgrano, promotor de algunas de las primeras instituciones educativas y culturales del país.
En primer término trataré someramente sobre la formación intelectual del patriota, para luego referirme derechamente a su actuación en el Consulado e indicar algunas de sus ideas que considero de importancia destacar.
1.- La formación de Belgrano.
Manuel Belgrano vio la luz un 3 de Junio de 1770, en esta Ciudad, estudió en el Colegio de San Carlos y luego en España en las Universidades de Salamanca y Valladolid.
En 1793 se recibió de abogado y en 1794, ya en Buenos Aires, a los 23 años de edad, tomo su cargo como primer Secretario, del recientemente creado Consulado.
Comparto la opinión de Varo y Coria1 en relación de los afluentes intelectuales que bregaron en la joven mente del prócer (la cual reproduzco a continuación): “Belgrano se formó filosófica y económicamente dentro del movimiento intelectual racionalista y liberal que caracterizó al siglo XVIII. Sus maestros fueron principalmente Adam Smith y Francisco Quesnay, cuyas principales obras económicas marcaron en forma indeleble el pensamiento del prócer. Debe reconocerse, además, la no menos interesante influencia de autores no tan liberales y con alguna reminiscencia mercantilista como fueron Ferdinando Galiani y Antonio Genovesi. Estos autores, le proporcionaron un punto de vista relativamente ecléctico entre la abstracción y generalización smithiana y el pragmatismo mercantilista absoluto. También pasaron por sus manos dos obras de Condillac: Lógica y Ensayo Sobre el Origen del Conocimiento Humano.”.
Los libros y autores leídos, propiciaron en el joven Belgrano, el reconocer las deficiencias de la sociedad de su tiempo, así como la imperiosa necesidad de llevar adelante cambios radicales, señalando “los remedios orgánicos para los males crónicos” que aquejaban a estas tierras.
Lamentablemente, dentro del propio Consulado, no encontró mayores ecos, y en palabras ulteriores del propio Belgrano, dejó constancia de su descontento: “Mi ánimo se abatió y comprendí que nada se haría en favor de las Provincias por unos hombres que por sus intereses particulares posponían el del común, sin embargo, ya que por las obligaciones de mi empleo podía hablar y escribir sobre tan útiles materias, me propuse al menos echar las semillas que algún día fuesen capaces de dar frutos”.
Tampoco sus ideas tuvieron repercusión alguna en España. Muy por el contrario, recordemos que Belgrano en sus tiempos de Secretario del Consulado, logró la creación de una Academia de Dibujo y otra de Náutica, las cuales dieron inicio a sus actividades en la propia sala del Consulado contigua a la Secretaría, pero el gobierno de Madrid hizo clausurar la Academia de Dibujo, aunque la Academia de Náutica llegó hasta 1807, y finalmente también fue suprimida.
Belgrano predicaba reformas, pero en el Río de la Plata los intereses eran mezquinos y poderosos y el gobierno de España a contramano de la historia, si no llevaba la razón a las tierras peninsulares, menos las dejaría florecer en estas tierras.
Pero su liminar tarea no fue vacua. Obstinado cual educador, armado de paciencia, depósito sin dudar, la entera confianza, en el porvenir de la patria.
2. Los libelos: Las Memorias.
Belgrano como Secretario estuvo 16 años en el Consulado. En opinión de algunos autores,2 los discursos doctrinarios y consejos prácticos que llevó adelante anualmente (Memorias), con motivo de la apertura de sesiones, fueron en total 13, restando las de 1794, 1796 y 18013.
Sin perjuicio de ello, es oportuno dejar también en claro, que no existe un criterio uniforme sobre la cantidad de Memorias escritas por Belgrano en cumplimiento de sus funciones como Secretario del Consulado.
Algunos autores como Luis Gondra4 refieren que el número de éstas llega a cinco; otros autores llevan ese número a doce; Mario Belgrano5 en particular indica que son quince en total; incluso Pedro Navarro Floria6 estira un poco más es número, a dieciséis, aunque lamentablemente conocemos tan sólo el contenido de siete de ellas.
Estas Memorias resultan de capital importancia, puesto que contienen lo más destacado del pensamiento auténtico de Belgrano.
Para completar el pensamiento Belgraniano, restaría nombrar su participación en el “Telégrafo Mercantil”, primer periódico del Río de la Plata, desde 1801, y desde el 3 de marzo de 1810 su participación en el "Correo de Comercio", el cual dirigió.
Todos estos foros, fueron como una caja de resonancia de la doctrina de Manuel Belgrano que ha llegado hasta nosotros.
3. Algunas ideas y su vigencia7.
En este apartado, referiré alguna de las ideas salientes del pensamiento Belgraniano, entre ellas vinculadas a aspectos económicos, sociales, así como también políticos. Belgrano abogo por:
* Fomentar la agricultura, animar la industria, y fomentar y proteger el comercio, en forma coordinada, construyendo caminos.
* Señala la necesidad de cultivar lino y Cáñamo, así como el modo y lugar para hacerlo, y lograr la confección de un producto elaborado, para abastecimiento interno y para enviar a España.
* Establecer fábricas de curtiembres y aprovechar la riqueza de las costas marinas.
* Señala puntualmente la necesidad del estudio de la matemática, como la base de la iluminación y desarrollo del ser humano.
* Describe al contrabando de la época, como una de las causas de la pobreza de muchos y del enriquecimiento de unos pocos.
* Señala la necesidad de educar a los pobres (infelices los llama él), incluyendo también a la mujer en esta ecuación -algo impensado para la época-, en instituciones gratuitas, como el camino más seguro para asegurar la libertad y combatir el despotismo y la miseria endémica.
* Reconoce la existencia de los pueblos originarios, e incluso propondrá la instauración de una monarquía autóctona.
QQ.:HH.: estas son solamente algunas de las ideas de Belgrano que quería compartir con ustedes, y que nos describe la labor del prócer como la de un maestro, un educador, que como un faro arrojó luz, cuando la patria más lo necesitaba.
Que su labor de educador y pensador sea recordada por siempre.
SANDRO. 

NOTAS:
1 VARO, Roberto y CORIA Luis A., “Conceptos económicos en los escritos de Manuel Belgrano”, Asociación Argentina de Economía Política; Universidad Nacional de Mendoza. Facultad de Ciencias Económicas, Jurídicas y Sociales, Reunión Anual, 33, Mendoza, noviembre 1998, disponible online sitio:
2 FERNANDEZ LOPEZ, Manuel y ORELLANA, D.R., “Manuel Belgrano y la difusión de la Fisiocracia en América del Sur”, XIX Reunión Anual AAEP – Misiones, 1984, págs. 355.
3 FERNANDEZ LOPEZ, Manuel y ORELLANA, D.R., “Manuel Belgrano y la difusión de la Fisiocracia en América del Sur”, XIX Reunión Anual AAEP – Misiones, 1984, págs. 355.
4 GONDRA, Luis R., “Las ideas económicas de Manuel Belgrano”, Bs. As., Imprenta de la Universidad, 1933, 2a. ed., pág. 92.
5 BELGRANO Belgrano, “Historia de Belgrano”, Bs. As., Instituto Nacional Belgraniano, 1994, 2a. ed., citado por autores varios.
6 NAVARRO FLORIA, Pedro, “Manuel Belgrano y el Consulado de Buenos Aires, Cuna de la Revolución (1790-1806), Buenos Aires, Instituto Nacional Belgraniano, 1999.
7 Memorias Manuel Belgrano, Documentos Página 12.