viernes, 3 de abril de 2015

Ruptura del Teocentrismo: Los Albores del librepensamiento

Con la caída del imperio romano de occidente en el año 476, en manos de los bárbaros, siguieron trece siglos en donde el hombre no fue artífice de la historia, y por ello la historia se detuvo (la historia de occidente y de Europa).
La iglesia católica romana que había imitado administrativamente al imperio romano, emuló instituciones y jerarquías, detentando el mayor poder concentrado de la época.
La teología medieval imperante no posibilitó la existencia de la filosofía, puesto que esta última disciplina tiende a dejar a dios de lado, para formular preguntas y plantear respuestas. En el mundo medieval las respuestas las proporcionaba dios, esto es, existía una verdad revelada (los propios textos evangélicos) y por ello, el hombre no buscaba la verdad. De hecho, la escolástica(1) como movimiento teológico y “filosófico” intentó utilizar la filosofía grecolatina clásica para comprender la revelación religiosa del cristianismo, lo cual se nos presenta como una verdadera aporía.
Sin perjuicio de ello, resulta de mención la corriente de pensamiento llamada tomismo en honor a Tomás de Aquino (1225-1274), autor -entre otras obras- de la célebre Summa Theologiae, uno de los documentos más influyentes en la filosofía medieval, que dio lugar al nacimiento de una corriente de pensamiento de suma profundidad2, pero también tributaria de la existencia de un Dios revelado: el Dios Cristiano.
No obstante lo expuesto, durante los siglos XV y XVI, se llevó adelante un período de transición entre la Edad Media y el mundo moderno, con el surgimiento del Renacimiento, que trajo consigo una nueva concepción del hombre y del mundo.
El nombre «renacimiento» se utilizó porque este movimiento retomaba ciertos elementos de la cultura clásica, griega y romana.
El término se aplicó originariamente como una vuelta a los valores de la cultura grecolatina y a la contemplación libre de la naturaleza, tras siglos del citado predominio de un tipo de mentalidad dogmática.
Esta nueva etapa planteó entonces una nueva forma de ver el mundo y al ser humano, con nuevos enfoques en los campos de las artes, la política, la filosofía y las ciencias, sustituyendo el teocentrismo medieval por un incipiente antropocentrismo.
Un astrónomo de este período: Nicolás Copérnico (1473 – 1543), formuló la teoría heliocéntrica del Sistema Solar, y su libro: “De revolutionibus orbium coelestium” (Sobre las revoluciones de las esferas celestes) suele ser considerado como el punto inicial o fundador de la astronomía moderna, además de ser una pieza clave en lo que se llamó la Revolución Científica de esta nueva época, puesto que implicó una quiebra en la estructura de la ideología religiosa medieval, mediante la sustitución de un cosmos cerrado y jerarquizado, con el hombre como centro, por un universo homogéneo e indeterminado (y a la postre incluso infinito), situado alrededor del Sol. Y por todo ello, Copérnico, consciente de que estas ideas le podían acarrear serios problemas con la Iglesia; dudo en publicarlas, y para cuando su obra fue finalmente publicada, Copérnico había fallecido.
Un paso más allá de las enseñanzas de Copérnico fue dado por otro hombre del renacimiento que también resulta digno de destacar: Giordano Bruno (1548 – 1600).
Las teorías cosmológicas de Giordano Bruno, superaron el modelo copernicano, pues propuso que el Sol era simplemente una estrella y que el universo contenía un infinito número de mundos habitados por animales y seres inteligentes. Un cambio radical de la visión cosmológica sostenida por la Iglesia católica.
Después de que la Inquisición romana lo encontrara culpable de herejía, fue condenado por las autoridades civiles de Roma a morir quemado en la hoguera.
Resulta interesante invocar también en estas líneas a Descartes(3), puesto que la filosofía cartesiana vino también a romper con el pensamiento teologal del medioevo presentando un cambio en el paradigma del mismo, del teocentrismo imperante al antropocentrismo.
El hombre se convirtió en el protagonista de su tiempo: El renacimiento originó al hombre de la modernidad, entendido como punto de partida epistemológico, dando inicio al humanismo, como movimiento intelectual, en donde la razón humana adquiere un valor supremo; imponiéndose entonces la lógica aristotélica frente al argumento de autoridad medieval, horadándose la roca del dogmatismo, merced a la valoración de la actividad intelectual y analítica del conocimiento. Este es el campo de cultivo donde florecerá el librepensamiento de lo que se conocerá como masonería especulativa o filosófica, pero antes, hablaremos en las próximas entradas de la masonería operativa.


Sandro M.:M.:
R.:L.: Renovación N° 333

(1) Del latín scholasticus, y éste a su vez del griego σχολαστικός (aquel que pertenece a la escuela), surgió tras la patrística de la Antigüedad tardía, lal cual había imperado hasta el siglo VIII. Recordemos que la la Patristica (de los teólogos denominados padres de la iglesia) fue la creadora progresiva del dogma cristiano, la patrística se ocupó sobre todo de la apologíao defensa del cristianismo frente a las religiones paganas primero y las sucesivas interpretaciones heterodoxas que darían lugar a las herejías luego.
(2) El pensamiento Tomas de Aquino integró todas las verdades de Aristóteles y otras verdades neoplatónicas, junto con los textos de las Sagradas Escrituras, creando una nueva filosofía teológica del Cristianismo. Esta originalidad de la filosofía del Ser, inspirada en la fe, con una teología científica, constituyeron la base fundamental del Tomismo.
(3) René Descartes (La Haye, Turena francesa, 31 de marzo de 1596 - Estocolmo, Suecia, 11 de febrero de 1650), también llamado Renatus Cartesius, fue un filósofo, matemático y físico francés, considerado como el padre de la geometría analítica y de la filosofía moderna, así como uno de los nombres más destacados de la revolución científica.

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