Cuando ingresamos a la Cámara de reflexiones nos ponemos en contacto -quizás por primera vez- con el V.·.I.·.T.·.R.·.I.·.O.·.L.·.. Estas letras que aluden al lema “Visita Interiorae Terrae Rectificando Invenies Occultum Lapidem”, nos llevan a la profunda reflexión sobre la naturaleza de la muerte y la fugacidad de la vida. Tanto en la masonería como en la alquimia, este lema nos convoca también a reflexionar sobre el inicio de un proceso de purificación espiritual interna.
Este término, que alude a una invitación a “visitar el interior de la tierra y la consecuente rectificación (purificante) que nos conducirá a encontrar la piedra oculta”, simboliza por cierto, el inicio de un proceso espiritual en el interior del hombre.
El lema, también puede depositar nuestras ideas en el conocido aforismo griego inscripto en el pronaos del templo de Apolo en Delfos, según el periegético(1) viajero, geógrafo e historiador griego del siglo II. Pausanias: "Conócete a ti mismo" (que en griego clásico es: γνῶθι σεαυτόν, transliterado como gnóthi seautón). Y que en latín, se presenta con la fórmula: “Temet Nosce” o bien “Gnosce te Ipsum”.
Una vez dentro de la Cámara de reflexiones un tropel de sentimientos nos abordan: tristeza, temor, incertidumbre por el devenir inmediato, cobijado por la oscuridad, la humedad y la profundidad a la que hemos descendido, con el padecimiento de la reciente ceguera, de aquel despojado momentáneamente de uno de sus bienes más preciado, la vista.
Pero tales circunstancias deben ser entendidas como un llamamiento al análisis introspectivo, a ese “conocernos a nosotros mismos”, mirando también hacia adentro, puesto que conociéndonos, comprenderemos a los demás.
Devienen entonces este análisis introspectivo, como una mirada interna que desnuda nuestra verdadera esencia, lo negativo y lo positivo, nuestras carencias y defectos y porque no, nuestras virtudes. Mirada que para el aprendiz masón deberá ser tamizada por la prudencia, sobre todo en el manejo de nuestras palabras.
Como refiere bellamente Jorge Adoum1: “La iniciación masónica es una perla inestimable en la corona de la simbología. En el cuarto de la logia hay un cuarto de reflexión, símbolo del interior del hombre. Todo ser humano, al cerrar sus sentidos al mundo externo, se encuentra en su ámbito de reflexión, aislado en la oscuridad que representa las sombras de la materia física que rodean el alma hasta la completa maduración. Ese interior oscuro es el estado de conciencia del profano que vive fuera del templo y en medio de las sombras.”.
En términos masónicos: “Simbólicamente, el candidato "muere en la vida profana" y "vuelve a nacer en la vida Masónica" convirtiéndose en Aprendiz Masón, el Primer Grado de la Masonería.” (2).
Y decimos “simbólicamente” puesto que la masonería utiliza los símbolos como elemento fundamental para transmitir conocimientos.
Sandro M.:M.:
R.:L.: Renovación N° 333
Llamadas
(1) La periégesis (περιήγησις) es un antiguo género literario, que tuvo gran desarrollo en el período helenístico. Consiste en una descripción en la cual a lo largo de un itinerario geográfico, se recoge información sobre la historia, los pueblos, los individuos, las costumbres e incluso la mitología de los lugares que se atraviesan. En lo posible se transmite la experiencia directa del autor. Es un antecesor de la literatura de viajes. Se diferencia de los periplos, fundamentalmente, porque en estos últimos, el fin es estrictamente utilitario (guía de los barcos en su navegación) y el itinerario exclusivamente marítimo y unidireccional. Justamente el único libro conocido de Pausanias es una descripción de Grecia, siendo este uno de los más antiguos libros de viajes que componen la "literatura periegética".
(2) Jorge Adoum, El Aprendiz y sus Misterios - Primer Grado, p. 10.
(3) Touvia Goldstein “La Francmasonería Preguntas y Respuestas”, capítulo 18.
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