Como utopía personal, cada Masón propone elevar su condición de ser social, en la medida de sus propias energías, guiado por una escuela iniciática que lo va formando en torno a principios morales.
Cree en la necesidad de tolerar la opinión contraria respetando la diversidad en las creencias religiosas y en las diferentes filosofías de vida.
Cree entonces, en la Tolerancia como reaseguro a la libertad de pensamiento. Ella actúa como red de contención en los debates y su puesta a prueba permanentemente, va formando al Masón en un hombre con capacidad para escuchar, entender y actuar.
Cree en la Democracia como una trama donde se interconectan las distintas formas de pensamiento y de creencias, dentro de la cual, teniendo como marco el respeto al prójimo y la tolerancia en la divergencia, se propone una sociedad progresista y fraterna.
Cree en la ciencia como factotum del progreso, pero guiada por valores eternos como el de la igualdad ante la justicia; en la igualdad de oportunidades.
Cree en la libertad y en la fraternidad como utopías que el hombre debe proponerse y por Ellas trabaja en su Templo Interior, mediante el estudio de reglas morales y a favor de Una constante actitud ética en todo campo donde actúe.
Cree en la razón que permite descubrir la naturaleza de las cosas, entenderlas y respetarlas pero al mismo tiempo cree en la importancia de las doctrinas religiosas y las tradiciones culturales como formadores del Hombre Sentimental.
Cree en la posibilidad de un Nuevo Humanismo capaz de priorizar, por sobre los intereses personales, empresariales y nacionales, la preservación del habitat de todos los seres.
Porque cree en los medios pacíficos para la resolución de conflictos, se opone a todo fanatismo político o religioso que ponga en riesgo la vida de las personas.
El Masón cree y se guía por dos trilogías fundamentales que sintetizan su intelecto:
CIENCIA, JUSTICIA Y TRABAJO
LIBERTAD, IGUALDAD y FRATERNIDAD
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