viernes, 28 de mayo de 2010

MAYO DE 1810

AIRES MASONICOS EN LA CIUDAD PUERTO
Un baño de misterio se derrama sobre la instalación de las primeras logias masónicas en el territorio de la República Argentina.
Los historiadores mas.·. o no, a la fecha y por igual, han fallado en sus intentos de encontrar archivos o cualquier otro tipo de documentos a fin de proporcionar una fecha cierta al inicio de la actividad de los hijos de la viuda en estas lejanas tierras.
Al parecer algunos autores han encontrado como antecedente de actividad masónica, la iniciativa de residentes franceses en esta Ciudad de Buenos Aires, entre los años 1795 y 1802, dando forma a la tan mentada “logia Independencia”, pero respecto a esta aseveración, tampoco existe unanimidad entre los estudiosos.
Otras pistas nos llegan de la mano de la labor del prófugo portugués Joao da Silva Cordeiro, quien habría conformado una logia que recibió el nombre de “San Juan de Jerusalén”, y es más, aparentemente a sus reuniones el mismísimo general invasor Beresford, durante el corto período de dominación británica de la ciudad, durante las invasiones inglesas, habría asistido en algunas ocasiones.
También existen referencias que nos llevan al año 1806 en torno a la actividad de residentes de origen inglés, a quienes se les adjudica la efímera instauración de los dos primeros talleres llamados: “Estrella del Sur” e “Hijos de Hiram”, con mucho pesar, en honor a la verdad debemos decir que al parecer habrían estado operativamente, muy vinculados a su lejana patria y que habría servido como servicio de información, plataforma para mayores intentos conquistadores de Inglaterra.
En definitiva, detrás de los rastros se destejen muchos hilos fantásticos que el propio entramado del tiempo agiganta o reduce según las necesidades del consumidor.
Pero lo que no puede negarse es la enorme participación de los masones en el proceso de emancipación argentina y americana.
La imagen tradicional y estática del cabildo de mayo de 1810, que se deja ver en aquellos viejos libros de estudio de la niñez maravillosa, es para muchos de nosotros un símbolo preciado.
Porque más allá de aquella pintoresca reunión de vecinos en la hoy histórica Plaza, con paraguas agregados por el imaginario colectivo, perviven grandes enseñanzas, en aquel proceso revolucionario, dinámico continental y mal que nos pese, inconcluso.
Recordemos que en 1800, radicado Miranda en Londres, fundó la “Gran Reunión Americana”, que funcionaría hasta 1810 como sede central de una red de sociedades patrióticas homónimas que se crearon en los pueblos y ciudades del alicaído imperio hispano, no sólo en Buenos Aires, sino también en Mendoza, Tucumán, Montevideo, Chile, Caracas, Bogotá, Lima y México, por ejemplo.
Y en esas reuniones, nombres tales como el de Pueyerredón, Bolívar, O'Higgins, San Martín, Zapiola, Balcarce, Alvear, Tomás Guido, Andrés Bello, Sucre, y otros muchos próceres de gran presencia en el histórico Billiken, se encontrarían vinculados a nuestra orden, nal que le pese a aquella corriente historiográfica, defensora de una tradición nacionalista de raigambre hispánica, de inspiración católica y profundamente conservadora en lo político, lo social y económico, que nos coloca la remera liberal, laica, igualitaria y universalista, que de alguna manera orada la ventajosa posición de la sociedad acomodada, a los beneméritos patricios argentos, que tan poco han hecho por el país todo.
Veamos como los miembros de la “Gran Reunión Americana”, así como de sus filiales, desde la primera hora se autodenominaron: “Caballeros Racionales”, tan racionales como para morir por su patria y sus paisanos -dijo alguno- y esto en muchos casos se terminó verificando, para la gloria de la patria.
Para terminar:
¿Como saber si los hombres integrantes de estas asociaciones, que bien podríamos denominar “panmasónicos” o "protomasones patriotas" respetaron la liturgia masónica de la época y fundamentalmente los aspectos rituales, de nuestra Orden.
Me parece que más allá de detenernos en discusiones bizantinas, lo importante para los argentinos, masones y patriotas sin lugar a dudas -como muchos lo han destacado antes-, es que el llamado “Espíritu de Mayo”, reconoce como su fuente más importante a las enseñanzas de la masonería vinculadas con la soberanía popular, la autodeterminación de los pueblos, la igualdad jurídica, la división de poderes, la representación, las libertades de pensamiento, expresión y conciencia, que en los tiempos de la pacificación tendrían también su correspondencia en nuestra Ley Fundamental.
El movimiento revolucionario de mayo produjo y plasmó en la sociedad civil, la manifestación externa de este ideario humanístico de la masonería que incidió directamente en la que sería más tarde nuestra Ley Fundamental en 1853.
De momento esto es todo QQ.·.HH.·. - SANDRO

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