Onésimo Leguizamón (n. Gualeguay, Entre Ríos, 15 de febrero de 1839 – † Buenos Aires, 20 de agosto de 1886), abogado, periodista y político argentino ministro de Justicia e Instrucción Pública durante la presidencia de Nicolás Avellaneda.
Su padre había sido un funcionario del caudillo Francisco Ramírez. Estudió en el Colegio de Concepción del Uruguay y en 1857 viajó a Europa con una beca concedida por el presidente Urquiza.
Ejerció como periodista en el diario El Uruguay, de su ciudad natal, y en 1862 se doctoró en leyes en la Universidad de Buenos Aires.
Fue ministro de educación de su provincia y – entre 1864 y 1868 – diputado provincial en Entre Ríos. Desde 1865 a 1870 enseñó filosofía en el Colegio de Concepción del Uruguay. Tras el asesinato de Urquiza, se opuso a la elección de Ricardo López Jordán como gobernador y se exilió en Buenos Aires.
Trabajó como jefe de redacción del diario La Prensa, y enseñó derecho internacional en la Universidad de Buenos Aires. Más tarde fue electo diputado nacional por el partido liberal de su provincia.
De 1874 a 1877 fue ministro de justicia e instrucción pública del presidente Nicolás Avellaneda. Desde ese cargo fundó las primeras escuelas normales para señoritas, reformó el currículum de los colegios nacionales, reguló el establecimiento de escuelas agropecuarias – de las cuales fundó varias – y se destacó en su puesto al punto de generar celos en el ex presidente Domingo Faustino Sarmiento.
En junio de 1877 fue nombrado ministro de la Suprema Corte de Justicia, cargo que ocupó hasta 1882.
Renunció a su función judicial para presidir el Congreso Pedagógico Sudamericano en Buenos Aires. Al poco tiempo fue nombrado senador nacional, y fue uno de los autores y el gran defensor de la Ley 1420, de educación universal, gratuita, laica y obligatoria.
En 1884 fue interventor nacional en la provincia de Catamarca. Ese mismo año fundó el diario La Razón en Buenos Aires, del que fue director y redactor hasta su muerte. Era uno de los líderes más respetados del Partido Autonomista Nacional, y promotor de las candidaturas de la mayor parte de los diputados nacionales de su provincia.
Entre sus escritos, muchos de ellos de carácter legal, merecen citarse "Las leyes de la guerra internacional", "La cuestión de límites entre San Luis y Córdoba", e "Instituto del Código Civil Argentino". También editó el registro nacional desde 1810 y todos los informes producidos hasta entonces por el Procurador General de la Nación. También dejó varios poemas y novelas, considerados de escaso interés.
En 1886 fue candidato al cargo de gobernador de Entre Ríos, pero no llegó a las elecciones: falleció en Buenos Aires en agosto de ese año.
LA LOGIA DOCENTE
ONÉSIMO LEGUIZAMÓN Integró La Logia Docente de Buenos, la cual comenzó a trabajar en noviembre de 1881 (un mes antes de La convocatoria de Poder Ejecutivo Nacional al Congreso Pedagógico por Decreto del 2 de diciembre) y a comienzos del año siguiente, el Supremo Consejo de la Orden le concedió Carta Constitutiva, según consta en Nota Nº 1228 del 28 de febrero de 1882, registrada en el Libro de Entradas y Salidas de la Gran Secretaría General de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones. Por entonces era Gran Maestre el Dr. Hermenegildo Langenheim y Pro Gran Maestre el coronel José Natalio Romero (1880-1882).
En la reunión del Colegio Electoral del Simbolismo Masónico del 19 de abril de 1882, que consagró Gran Maestre a Domingo Faustino Sarmiento y Pro Gran Maestre a Leandro Alem para el período 1882-1883, firmaron como delegados de la Logia Docente el propio Leandro Alem, Valentín Fernández Blanco y Pedro Mallo.
Presumiblemente el triángulo encargado de levantar las columnas lo haya presidido Vicente Fidel López, quien por entonces era Gran Comendador (Presidente del Supremo Consejo Grado 33º para la República Argentina) cargo que ejerció entre 1878 y 1882 y Miembro Nato del Consejo de la Orden, en su condición de Ex Gran Maestre, período 1879-1880. Además, el mismo año de creación de la Logia Docente de la que fue su primer Venerable Maestro, fue uno de los fundadores y primer Presidente del Club Liberal de Buenos Aires, haciéndose cargo, en ejercicio de esas funciones, de la presidencia de la Comisión Administradora Patrocinante del actual Instituto Libre de Segunda Enseñanza.
Probablemente fuese secundado por Leandro Alem, primer Orador de la Logia, quién también fue uno de los fundadores y miembro de la Comisión Directiva del Club Liberal de Buenos Aires, asumiendo al año siguiente como Pro Gran Maestre de Sarmiento, a quien sucedería en la Gran Maestría (1883-1885).
El tercer miembro del triángulo puede haber sido, Pascual Beracochea, primer Secretario de la Logia, también fundador y directivo del Club Liberal de Buenos Aires. Además participó en el Congreso Pedagógico y al iniciarse la década siguiente sería Vicepresidente de la Unión Cívica.
No podemos desconocer, sin embargo, el peso del Gran Orador de la Gran Logia, Valentín Fernández Blanco (futuro Gran Maestre y Gran Comendador) ni de Pedro Mallo, quien ya había sido Pro Gran Maestre entre 1877 y 1879 (secundando al Gran Maestre Agustín Pedro Justo) cargo que volvería a ocupar (1888-1889 y 1892-1894).
En la Logia Docente surgieron brillantes iniciativas en favor de la enseñanza, entre otras la creación con fondos de la masonería del actual Instituto Libre de Segunda Enseñanza, la difusión del sistema de creación de Bibliotecas Populares, etc., etc.
En la reunión del Colegio Electoral del Simbolismo Masónico del 19 de abril de 1882, que consagró Gran Maestre a Domingo Faustino Sarmiento y Pro Gran Maestre a Leandro Alem para el período 1882-1883, firmaron como delegados de la Logia Docente el propio Leandro Alem, Valentín Fernández Blanco y Pedro Mallo.
Presumiblemente el triángulo encargado de levantar las columnas lo haya presidido Vicente Fidel López, quien por entonces era Gran Comendador (Presidente del Supremo Consejo Grado 33º para la República Argentina) cargo que ejerció entre 1878 y 1882 y Miembro Nato del Consejo de la Orden, en su condición de Ex Gran Maestre, período 1879-1880. Además, el mismo año de creación de la Logia Docente de la que fue su primer Venerable Maestro, fue uno de los fundadores y primer Presidente del Club Liberal de Buenos Aires, haciéndose cargo, en ejercicio de esas funciones, de la presidencia de la Comisión Administradora Patrocinante del actual Instituto Libre de Segunda Enseñanza.
Probablemente fuese secundado por Leandro Alem, primer Orador de la Logia, quién también fue uno de los fundadores y miembro de la Comisión Directiva del Club Liberal de Buenos Aires, asumiendo al año siguiente como Pro Gran Maestre de Sarmiento, a quien sucedería en la Gran Maestría (1883-1885).
El tercer miembro del triángulo puede haber sido, Pascual Beracochea, primer Secretario de la Logia, también fundador y directivo del Club Liberal de Buenos Aires. Además participó en el Congreso Pedagógico y al iniciarse la década siguiente sería Vicepresidente de la Unión Cívica.
No podemos desconocer, sin embargo, el peso del Gran Orador de la Gran Logia, Valentín Fernández Blanco (futuro Gran Maestre y Gran Comendador) ni de Pedro Mallo, quien ya había sido Pro Gran Maestre entre 1877 y 1879 (secundando al Gran Maestre Agustín Pedro Justo) cargo que volvería a ocupar (1888-1889 y 1892-1894).
En la Logia Docente surgieron brillantes iniciativas en favor de la enseñanza, entre otras la creación con fondos de la masonería del actual Instituto Libre de Segunda Enseñanza, la difusión del sistema de creación de Bibliotecas Populares, etc., etc.
Entre los iniciados en esta Logia, se encontraban los futuros presidentes de la Nación Argentina Roque Sáenz Peña, Manuel Quintana e Hipólito Yrigoyen, eminentes maestros como Lucio Vicente López y su hermano Alberto López, hijos del V.: Maestro del Taller, y nietos del inmortal autor del Himno Nacional Argentino, también masón; José María Ramos Mejía, Matías Calandrelli, y figuras de prestigio nacional como el doctor Antonio Bermejo, futuro presidente de la Suprema Corte; Ezequiel Ramos Mejía, recordado ministro nacional; Federico Pinedo y muchos otros
Fruto del trabajo de esta logia y de la masonería toda, fue la Ley 1420 de enseñanza obligatoria, gratuita y laica, y entre sus hombres de mayor valía, al Hermano Onésimo Leguizamón le cupo uno de los sitiales de mayor envergadura.
En la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, puede verse su estatua, como un recordatorio para las generaciones futuras que hoy humildemente te saludan.
Quisiera saber, de donde saco que en la facultad de derecho hay una estatua del Dr Onesimo Leguizamon, yo recorri varias veces la facultad y nunca la vi.
ResponderEliminarGracias.