domingo, 29 de marzo de 2015

Abandonando la Caverna


Platón (427-347 a.C.), filósofo griego seguidor de Sócrates y maestro de Aristóteles, entre sus obras, escribió en su época de madurez, la República(1). La obra está compuesta por diez libros, que en forma independiente abordan diferentes temas de discusión que se van presentando en el discurrir del relato. Respecto de estos libros, nos centraremos en el Séptimo, puesto que el mismo se inicia con la exposición del conocido mito de la caverna, además de importar una alegoría de la situación en la que se encuentra el hombre respecto al conocimiento.
Particularmente el mito de la caverna, conlleva para los masones, la idea de la iluminación propia del autoconocimiento y del saber.
Dijo alguien(2): “La alegoría de la caverna pretende poner de manifiesto el estado en que, con respecto a la educación o falta de ella, se halla nuestra naturaleza, es decir, el estado en que se halla la mayoría de los hombres con relación al conocimiento de la verdad o a la ignorancia. Así, los prisioneros representan a la mayoría de la humanidad, esclava y prisionera de su ignorancia e inconsciente de ella, aferrada a las costumbres, opiniones, prejuicios y falsas creencias de siempre. Estos prisioneros, al igual que la mayoría de los hombres, creen que saben y se sienten felices en su ignorancia, pero viven en el error, y toman por real y verdadero lo que no son sino simples sombras de objetos fabricados y ecos de voces. Este aspecto del mito sirve a Platón para ejemplificar, mediante un lenguaje plagado de metáforas, la distinción entre mundo sensible y mundo inteligible (dualismo ontológico), y la distinción entre opinión y saber (dualismo epistemológico). La función principal del mito es, no obstante, exponer el proceso que debe seguir la educación del filósofo gobernante, tema central del libro VII. Este proceso está representado por el recorrido del prisionero liberado desde el interior de la caverna hasta el mundo exterior, y culmina con la visión del sol. El mito da a entender que la educación es un proceso largo y costoso, plagado de obstáculos y, por tanto, no accesible a cualquiera. El prisionero liberado debe abandonar poco a poco sus viejas y falsas creencias, los prejuicios ligados a la costumbre; debe romper con su anterior vida, cómoda y confortable, pero basada en el engaño; ha de superar miedos y dificultades para ser capaz de comprender la nueva realidad que tiene ante sus ojos, más verdadera y auténtica que la anterior. De ahí que el prisionero deba ser “obligado”, “forzado”, “arrastrado”, por una “áspera y escarpada subida”, y acostumbrarse poco a poco a la luz de fuera, hasta alcanzar el conocimiento de lo auténticamente real, lo eterno, inmaterial e inmutable: las Ideas. Pero no acaba aquí la tarea del filósofo: una vez formado en el conocimiento de la verdad, deberá “descender nuevamente a la caverna” y, aunque al principio se muestre torpe y necesite también un período de adaptación, deberá ocuparse de los asuntos humanos, los propios del mundo sensible (la política, la organización del Estado, los tribunales de justicia, etc.). Es muy importante relacionar este mito con los conocimientos generales sobre la filosofía de Platón, en especial con la teoría de las Ideas, la distinción entre conocimiento y opinión, etc., y poner especial atención en interpretar correctamente las abundantes metáforas del mito (“la visión”, “las cadenas”, “las cosas del interior”, “las cosas de arriba”, “el sol”, etc.) traduciéndolas a los respectivos conceptos de la filosofía platónica.”.
Recordemos que en nuestra ceremonia de iniciación, el profano ha entrado en la cámara de reflexiones, ha hecho su testamento simbólico, ha cumplido con los viajes que prescriben nuestros rituales y ha hecho también una promesa -muy seria por cierto-, y con los ojos vendado, ha esperado uno de los momentos cumbres de su iniciación, representado con la luz que se le devolverá (la vista), la luz literal.
¿Que implica simbólicamente la luz?
La Luz para los masones es la iluminación proporcionada por el conocimiento, por el saber iniciático.
Como refiere Adoum(3): “Desde el momento en que el practicante comienza a dirigir la luz del pensamiento concentrado hacia su mundo interior, la Iluminación comienza a invadir su Templo, poco a poco, y el dominio de su mente equivale al aceite que alimenta a la lámpara encendida.”.

Sandro M.:M.:
R.:L.: Renovación N° 333

Llamadas
(1) República, en griego, Πολιτεία (Politeia), de polis, que significa ciudad-estado cuya traducción sería más acorde al título original.
(2) Ver fuente en el sitio: http://www.unsam.edu.ar/escuelas/ciencia/docs/Platon%20El%20mito%20de%20la%20caverna%20-%20Admisi%C3%B3n%20IEU.pdf
(3) Jorge Adoum - El Aprendiz y sus Misterios - Primer Grado, p. 10.


Conócete a ti mismo.


Cuando ingresamos a la Cámara de reflexiones nos ponemos en contacto -quizás por primera vez- con el V.·.I.·.T.·.R.·.I.·.O.·.L.·.. Estas letras que aluden al lema “Visita Interiorae Terrae Rectificando Invenies Occultum Lapidem”, nos llevan a la profunda reflexión sobre la naturaleza de la muerte y la fugacidad de la vida. Tanto en la masonería como en la alquimia, este lema nos convoca también a reflexionar sobre el inicio de un proceso de purificación espiritual interna.
Este término, que alude a una invitación a “visitar el interior de la tierra y la consecuente rectificación (purificante) que nos conducirá a encontrar la piedra oculta”, simboliza por cierto, el inicio de un proceso espiritual en el interior del hombre.
El lema, también puede depositar nuestras ideas en el conocido aforismo griego inscripto en el pronaos del templo de Apolo en Delfos, según el periegético(1)  viajero, geógrafo e historiador griego del siglo II. Pausanias: "Conócete a ti mismo" (que en griego clásico es: γνῶθι σεαυτόν, transliterado como gnóthi seautón). Y que en latín, se presenta con la fórmula: “Temet Nosce” o bien “Gnosce te Ipsum”.
Una vez dentro de la Cámara de reflexiones un tropel de sentimientos nos abordan: tristeza, temor, incertidumbre por el devenir inmediato, cobijado por la oscuridad, la humedad y la profundidad a la que hemos descendido, con el padecimiento de la reciente ceguera, de aquel despojado momentáneamente de uno de sus bienes más preciado, la vista.
Pero tales circunstancias deben ser entendidas como un llamamiento al análisis introspectivo, a ese “conocernos a nosotros mismos”, mirando también hacia adentro, puesto que conociéndonos, comprenderemos a los demás.
Devienen entonces este análisis introspectivo, como una mirada interna que desnuda nuestra verdadera esencia, lo negativo y lo positivo, nuestras carencias y defectos y porque no, nuestras virtudes. Mirada que para el aprendiz masón deberá ser tamizada por la prudencia, sobre todo en el manejo de nuestras palabras.
Como refiere bellamente Jorge Adoum1: “La iniciación masónica es una perla inestimable en la corona de la simbología. En el cuarto de la logia hay un cuarto de reflexión, símbolo del interior del hombre. Todo ser humano, al cerrar sus sentidos al mundo externo, se encuentra en su ámbito de reflexión, aislado en la oscuridad que representa las sombras de la materia física que rodean el alma hasta la completa maduración. Ese interior oscuro es el estado de conciencia del profano que vive fuera del templo y en medio de las sombras.”.
En términos masónicos: “Simbólicamente, el candidato "muere en la vida profana" y "vuelve a nacer en la vida Masónica" convirtiéndose en Aprendiz Masón, el Primer Grado de la Masonería.” (2).
Y decimos “simbólicamente” puesto que la masonería utiliza los símbolos como elemento fundamental para transmitir conocimientos.

Sandro M.:M.:
R.:L.: Renovación N° 333

Llamadas
(1) La periégesis (περιήγησις) es un antiguo género literario, que tuvo gran desarrollo en el período helenístico. Consiste en una descripción en la cual a lo largo de un itinerario geográfico, se recoge información sobre la historia, los pueblos, los individuos, las costumbres e incluso la mitología de los lugares que se atraviesan. En lo posible se transmite la experiencia directa del autor. Es un antecesor de la literatura de viajes. Se diferencia de los periplos, fundamentalmente, porque en estos últimos, el fin es estrictamente utilitario (guía de los barcos en su navegación) y el itinerario exclusivamente marítimo y unidireccional. Justamente el único libro conocido de Pausanias es una descripción de Grecia, siendo este uno de los más antiguos libros de viajes que componen la "literatura periegética".
(2) Jorge Adoum, El Aprendiz y sus Misterios - Primer Grado, p. 10.
(3) Touvia Goldstein “La Francmasonería Preguntas y Respuestas”, capítulo 18.