jueves, 26 de junio de 2014

EL CIELO: EL ESPEJO DE NUESTROS ECOS Plancha trazada por Sandro M.·.M.·. de la R.·.L.·. Renovación 333



A L.·.G.·.D.·.G.·.A.·.D.·.U.·.

O.·.d.·.Bs.·.As.·.19 de Agosto de 2009, (e.·.v.·.)

V.·.M.·. y QQ.HH.·. todos:

EL CIELO: EL ESPEJO DE NUESTROS ECOS


Cuando fui iniciado, despojado de las vendas que cubrían mis ojos, me encontré sin poder soportar una luz muy fuerte(1), y hoy, por buena fortuna, aún como todo aprendiz masón en el derrotero arduo que es la vida, estoy en la misma situación, ubicado de momento en silencio, al septentrión del templo, que como todos sabemos, representa simbólicamente la zona menos iluminada. 
Así las cosas, en soledad, me permito mirar detenidamente nuestro cielo, representado en el techo de este y muchos otros talleres, mientras repercute también simbólicamente en mis oídos, el eco próximo que es batalla entre metal y piedra, despojo lento de asperezas que encarcelan a la roca que es mi propio ser. 
Y entre golpe y golpe simbólico, se me ocurre pensar en esta oportunidad, que de zenit a nadir, sobre nuestras cabezas pende el gran juego de dominó astronómico(2), el mismo que me ha embriagado desde siempre, y que hoy incólume me vuelvo a encontrar.
El mismo cielo estrellado, que hoy se me representa como conjunto infinito de símbolos que reflejan un mundo inmaterial, accesible –estimo– solo con la sumatoria también infinita de los ecos que despiden el cincel, el mazo y la piedra, porque como escribía Borges: “Hasta los sonidos irracionales del globo deben ser otras tantas álgebras y lenguajes que de algún modo tiene sus llaves correspondientes, su severa gramática y sintaxis, y así las mínimas cosas del universo pueden ser espejos secretos de las mayores.”.(3) 
Y entre ecos que aturden y enriquecen a la vez, imagino el firmamento estrellado, esa aglomeración lejana de puntos luminosos, como viajeros de tiempos remotos, cuerpos celestes que débilmente iluminan nuestras almas y las maravillan. Testigos mudos que narran con fuego los destinos de los hombres, trinidad que importa por un lado la obra perfecta de los Dioses, su morada y también a los mismos Dioses.
Este Universo en orden, tan lejano y tan próximo, que se asoma a los ojos de todos los mortales, hoy es para mi como iniciado, una solución de continuidad a la línea del mundo profano y desacralizado que se detiene receloso ante BOAZ y JAKIN(4) y más allá de las propias puertas del templo.
Mirando la cúpula celeste, bóveda de piedra que es techo del templo y de mis pensamientos, busco absorber los misterios que representan esos Dioses, porque nuestros cielos vistos desde el templo son el espejo de nuestras almas. Nosotros somos los Dioses, porque los Dioses moran en nosotros. 
Los actos de la vida son el eco que repercute en la eternidad y el cielo como un espejo los refleja, mientras se consume nuestra existencia de mortales.

Y por ahora es todo V.·.M.·.


(1) OSWALD WIRTH, El libro del aprendiz p. 89/90.
(2) PINK FLOYD, Astronomy Domine, álbum The Piper At The Gates of Dawn, letra/Música: Syd Barrett, no creo personalmente que el autor utilice la metáfora en el mismo sentido que aquí usado (RCS). 
(3) Jorge Luis Borges, Otras inquisiciones, "El espejo de los enigmas” (cita de otro autor). Buenos Aires, 1952.
(4) 1. Reyes, Capítulo 7, versículo 21:“Y procedió a erigir las columnas que pertenecían al pórtico del templo. De modo que erigió la columna de la mano derecha y la llamó por nombre Jakin, y luego erigió la columna izquierda y la llamó por nombre Boaz.”.


A propósito del “símbolo” - Plancha Trazada por el querido y recordado M.·.M.·. de la R.·.L.·. Renovación 333, Raúl Mauro Finocchiaro

A L.·.G.·.D.·.G.·.A.·.D.·.U.·.

A propósito del “símbolo”

El diccionario de la Real Academia Española consagra varias definiciones del vocablo que, por tener tanta relevancia conceptual para los masones, da el nombre a nuestra revista oficial -en la Masonería Argentina-.
Lo que nos interesa a los fines de este trabajo dice textualmente “imagen, figura o divisa con que materialmente o de palabra se representa un concepto moral o intelectual, por alguna semejanza o correspondencia que el entendimiento percibe entre este concepto y aquella imagen”.
Se advierte sin esfuerzo, entonces, que hay una representación, esto es, una vinculación con algo preexistente con el cual o del cual fluye un reconocimiento.
Así, Jean C. Travers ha dicho “el símbolo se revela como un ser sensible, con su consistencia propia, pero a través del cual se percibe una relación de significación. 
Antes de significar algo posee ya su naturaleza propia. Así se presenta, primero, como un ser conocido por sí mismo y solo después como un ser que posee una relación de significado con otro termino”.
Pero, ¿cuál es la etimología de “ símbolo”, de dónde y porqué se origina?
Linealmente considerado, el vocablo proviene del latín “symbolum” y éste a su vez del griego “sim bolom”, en el decir de Jules Boucher es el signo de reconocimiento formado por las dos mitades de un objeto roto, al encajarlas una en otra.
El rastro más antiguo parece ubicarse en la protohistoria griega, antes de los atenienses e, incluso, de los minoico-cretenses, teniendo su origen con los aqueos, esto es, los pueblos todavía nómadas que poblaron la península, allá en los imprecisos confines de la Historia del Hombre.
Ante los movimientos apresurados de los aglomerados humanos, en razón de catástrofes naturales (inundaciones, terremotos) cuanto de sucesos tales como guerras inter-tribus, era muy común la separación de los adultos respecto de las criaturas muy pequeñas, lo que suscitaba las inevitables dificultades de reconocimiento tiempo despumes.
A fin de prevenir este serio inconveniente, comenzó a extenderse el hábito de colocar en el bebé un suerte de collar constituido por un trozo de huecesillo de roedor (o, según las circunstancias, de ave), cuyo otro pedazo quedaba en poder de la madre (eventualmente, del padre). Así, el mero cotejo de ambas partes permitía verificar rápida y certeramente, la  identidad del niño y su pertenencia a la estirpe del grupo tribal.
Vemos pues, la esencia de la relación de “pertenencia” que subyace en el concepto “símbolo”, el que a través de los milenios ha llegado a nuestros días, por ejemplo, en la usanza de las “medallas partidas” que los jóvenes enamorados (¡O, tempora!) suelen entregarse como prueba de su sentimiento.
A manera de anécdota quisiera recordar que, durante el desgarrador suceso que constituyo la Guerra de la Triple Alianza, los agentes del servicio de inteligencia paraguayo utilizaron como medio de identificación entre si, pequeños retratos de Francisco Solano López partidos en forma irregular, es decir, con un borde dentado que mostraba su razón de ser al ensamblarse con otra parte que exhibía otro agente. Este sistema estuvo particularmente en vigor en los días previos a la invasión de la Provincia de Corrientes por parte de los guaraníes.
Luego de esta brevísima referencia al aspecto histórico del origen, volvamos a las consideraciones conceptuales.
 El “Rito Emulation”, nacido en el siglo XVII, define a la masonería como “un sistema de moral, velado por alegorías e ilustrado por símbolos”.
Con evidente concordancia con lo anterior, Jules Bucher afirma que debe hacerse una distinción entre los términos “alegoría” y “símbolo”, siendo el primero “hablar de otro modo” y el “símbolo” una construcción más vasta, más extensa, donde su comprensión se relaciona muy estrechamente con los conocimientos ya adquiridos por el que los estudia.
A su vez, el querido Hermano Victor Constancio Curi ante el interrogante ¿Qué es la alegoría?, expone la definición del diccionario “una ficción en virtud de la cual una cosa representa o significa otra” a ello le agrega que en la literatura sirven para señalar o poner de manifiesto estados de animo, situaciones, cosas, vivencias, sin mencionar o marcar sus nombres.
Un hermoso ejemplo construye el Hermano Curi con las estrofas que redactara otro Hermano, Don Miguel de Unamuno:


“Vendrá de noche, sí, vendrá de noche,
su negro sello servirá de broche
que cierra el alma;
vendrá de noche sin hacer ruido,
se apagará a lo lejos el ladrido,
vendrá la calma...
vendrá la noche...”


Es evidente en estas pocas líneas -tanto más para quienes hemos borroneado rimas- la descripción de la muerte con todas las connotaciones de silencio, terminación, paz final, aunque en rigor su nombre no aparece en modo alguno.
En este esquema argumental no puedo dejar de citar otro ejemplo, por la trascendencia que ha tenido en particular en el mundo occidental.
Durante la primera etapa del cristianismo, cuando las persecuciones eran moneda corriente, una forma de identificarse, vale decir, de expresar su pertenencia a un ideal común, fue el dibujo o el trazo de un pez.
Este, que como símbolo en anterior a la propia cruz, devino de la frase “Jesucristo, hijo de Dios Todopoderoso” cuyas siglas forman el acrónimo “Icthus”, que, justamente, en griego significa pez.
Luego, mediante tal alegoría, el que así obraba exponía calladamente y con todos los riesgos que significaban, su adhesión al dogma entonces nuevo, buscando el sentimiento común en quien ese dibujo veía, porque así ambos se reconocían iniciados -correligionarios- en la doctrina que aceptaban como verdadera.
En el plano de nuestra filosofía, si tenemos en cuenta que en el mundo en que nos movemos todo es símbolo (incluso las palabras no son en realidad más que símbolos de ideas), el estudio profundo y sistemático de la simbología masónica puede y debe conducirnos muy lejos, una vez que hayamos aprendido a penetrar pacientemente en su significado.
Cierto es que en la empresa se nos irá la vida entera, puesto que el tallado pleno de la piedra en bruto de nuestra personalidad, como ideal que es, no resultan alcanzable para el mortal.
Mas el mejoramiento que el esfuerzo produce, no por inacabado menos advertible, es suficiente recompensa, tanto más cuanto ello habrá de producir su influencia benéfica no sólo en nuestro Hermanos, sino también en los profanos; unos y otros receptarán actitudes y ejemplos, a manera de legado cultural que es la faceta característica de lo que llamamos (como símbolo causal) “civilización”.   
Terminando con un concepto de Carl Jung, diremos que la función del símbolo externo es la de despertar y hacer crecer el símbolo interno.
De ahí la necesidad en nuestro Taller de los símbolos materiales para que los HH.·. en su presencia sientan la vigencia de su contenido y su sentido, como apunta acertadamente el Hermano Victo C. Curi. De ahí también la vital necesidad de que aquéllos que hemos emprendido el Camino sepamos interpretarlos y vivirlos.


Oriente de Buenos Aires, septiembre de 1995 (e.:v.:)
Raúl Mauro Finocchiaro M.·.M.·.


miércoles, 25 de junio de 2014

El Rugby un deporte Masónico sostenido por columnas por el H.: Francisco de Miranda de la R.: L.: Renovación N° 333



A L.:G.:D.:G.:A.:D.:U.:



O.: de Bs. As., 20 de Marzo de 2013 (e.:v.:) 





V.:M.: y QQ.:HH.: todos

El Rugby un deporte Masónico sostenido por columnas

Palabras preliminares


...En esta oportunidad voy a comenzar con el análisis de un deporte, el rugby, sus valores y principios que lo hacen ser, en mi humilde opinión, el deporte masónico por excelencia. Para luego introducirme, desde uno de los símbolos que vinculan al deporte con la Masonería, con mi instrucción de grado, que es el objetivo de este trabajo.

Recordemos que el símbolo es cualquier cosa que por representación figura o semejanza nos da a conocer o nos explica otra, el ejemplo más común es cuando decimos perro que es símbolo de fidelidad.[i]

EL rugby y la Masonería

Según cuenta la leyenda, un estudiante de teología de la ciudad de Rugby en 1823, durante un partido de fútbol tomó la pelota entre sus brazos y corrió con ella, dando origen al juego que hoy se conoce como el rugby. Esa transgresión del joven inglés Williams Webb Ellis pronto tuvo sus imitadores en otras escuelas y universidades. Luego, en 1841 los alumnos del Colegio de Rugby lo oficializaron como deporte dictando algunas reglas. Sin embargo, mientras en algunos despertaba adhesión y entusiasmo en otros despertaba desaprobación y rechazo. En 1863 delegados de varios colegios y universidades inglesas se reunieron en un viejo pub de nombre de Freemason´s Tavern (La Taverna de los Francmasones) ubicado en el centro de Londres para unificar las reglas de un juego con balón que era cada vez más popular y que tenía muchas variantes.

Sin embargo, los delegados no se pusieron de acuerdo y los aquellos que defendían el uso de las manos abandonaron la reunión, quedando los que eran partidarios de usar sólo el pie y la cabeza. De esa manera, esa noche nacieron los dos deportes más universales, el fútbol y el rugby. La sola elección del pub donde se reunieron y que buena parte de los que practicaban  estos deportes pertenecían a las clases medias y acomodadas, entre las que abundaban los masones, demuestra una profunda ligazón a la orden.

El rugby y la simbología Masónica

En primer lugar, quisiera destacar que este deporte es jugado por un equipo integrado por 15 jugadores por lado... es fácil advertir que el mismo es múltiplo de tres, que tiene especial significado para los aprendices y a lo cual me referiré en una próxima plancha. Sin embargo, quiero destacar las tres virtudes que definen la esencia del juego: la fraternidad, la tolerancia y el respeto.

El rugby es un deporte en el que tradicionalmente se le ha dado gran importancia a la transmisión de valores morales. Desde que un jugador se inicia a la edad de 5 años (en algunos casos menos), se le enseña una serie de cualidades positivas como el compañerismo, la honestidad, el respeto, la disciplina, la lealtad, el sacrificio y el altruismo. Valores que no sólo deben velarse al momento de practicar el deporte, sino que deben mantenerse cuando uno es espectador. A diferencia de otros deportes de equipo, los jugadores de rugby no suelen discutir con los árbitros sus fallos, ni tratan de engañarlos para sacar una ventaja de su decisión. [ii]

De la misma forma que en logia a través del simbolismo y alegorías se logra pulir la piedra bruta y es posible decir que quien es masón lo será toda la vida, es posible compararlo que quien a través del rugby ha incorporado desde chico esos valores y principios, lo harán un rugbier toda la vida.

Igualdad: otra semejanza entre el rugby y la orden es la igualdad entre sus miembros. Sin  embargo, y como define Touvia Goldstein en ¨Francmasonería Preguntas y respuesta¨, el V:.M:. es el Primero entre los Iguales. En el rugby este rol es ejercido por el capitán del equipo. Ambos tienen una gran autoridad pero también es grande su responsabilidad, sobre todo en la aplicación inteligente de esa autoridad.

Otra característica que diferencia al rugby de otros deportes es que es un deporte que no discrimina, o mejor dicho, que necesita de todos y todos pueden practicarlo. Tanto el gordo como el flaco, el alto como el bajo, el hábil y el torpe. Los logros y los tantos son necesariamente consecuencia del esfuerzo de todos. El equipo es lo importante, no el jugador. El deporte consiste, principalmente, en la defensa y para ello es necesario que cada jugador haga su máximo esfuerzo y el compañero que tiene a su lado confía en que así será.

Es tan integrador el rugby que en muchos clubes de Argentina se puede ver jugar a chicos con síndrome de Down o con capacidades especiales. En el año 2007 la International Rugby Board eligió como el jugador del año a un joven argentino que practicaba el rugby con una sola pierna, y que jugaba hacía más de 10 años.

Fraternidad: En el rugby la fraternidad no es sólo una palabra, es un símbolo en sí mismo. Luego de una dura batalla donde cada equipo puso su mayor esfuerzo y donde hubo un ganador y un perdedor; al terminar se juntan por invitación del equipo local, a confraternizar  en un ¨tercer tempo¨, donde se come y se bebe, bajo la premisa de compartir y donde el objetivo es ganar amigos.

 Otro de los símbolos que encuentro representado en el rugby es la cadena de unión que suele darse antes de comenzar el partido, donde el capitán suele juntar al equipo y con una gran solemnidad dice las palabras justas para que cada uno haga sus trabajos con lealtad y respeto.

He dejado para el final el símbolo que me ha llevado a escribir sobre el rugby, el cual desarrollare de manera más extensa con el objetivo de continuar con la instrucción de grado.

Antes de entrar a una cancha de rugby los equipos se forman detrás de las H (haches) –cuya reminiscencia, casualidad o no, me hace pensar en la inicial de la palabra “hermano”- y a diferencia de cómo se penetra en el taller,  ingresa en primer lugar el primero entre los iguales: el capitán.

Al igual que en la orden, uno debe morir como espectador para renacer como jugador. Como si las haches fuesen las columnas que adornan nuestras logias y que son la puerta de acceso de lo profano a lo sagrado. También se hace visible el sentido de ¨levantar columnas¨, término utilizado cuando se forma una nueva logia. En el rugby lo primero que se hace cuando se crea un nuevo club es poner las haches. Un ejemplo de ello es el nuevo club de rugby ¨La Escuadra¨ que funciona en el Hogar Bernardino Rivadavia y que es presidido por el gran Tesorero.[iii]

Las Columnas de la logia

La columna B

Las columnas de entrada al templo, y que simbolizan a las que daban ingreso al templo de Salomón en Jerusalén y que denominamos norte y sur; son las que exhiben en el centro de su fuste las letras B y J orientadas ambas hacia el oriente. 
Un pasaje de la Biblia describe concretamente a los dos pilares del pórtico de entrada del Templo del rey Salomón. ¨Estas columnas erigió en el pórtico del templo: y cuando hubo alzado la columna de la mano derecha, púsole por nombre J...: y alzando la columna de la mano izquierda, llamó su nombre B....¨ (1º de Reyes 7: 21) 
Las dos columnas representan principios complementarios como positivo, negativo; activo, pasivo y lo masculino y lo femenino. El signo alquimista del mercurio esta simbolizado en la Columna B, que representa lo femenino. Y el signo alquimista del Azufre que representa lo masculino se encuentra simbolizado en la columna J:.. La Columna B:. pertenecientes a los HH:. AA:., se ubica al Norte del Templo. Mientras que la Columna J:. que pertenece a los HH:. CC:., se ubica al sur. 
Sin embargo ... voy a referirme a la Columna B:.. En primer lugar debo decir que la palabra sagrada del A:.M:. ... es el nombre de la columna Norte y que su reconocimiento nos permite ingresar, luego de ser iniciados, a atravesar la puerta del templo. También en dicha columna es en la que él A:.M:. debe recibir su salario. El origen de la palabra columna viene del latín y según la Real Academia Española su definición tiene distintas acepciones. De acuerdo a lo arquitectónico es un soporte vertical. Es columna cuando es cilíndrica y es pilar cuando éste es cuadrado. También se llama columna a la forma que toman los fluidos en forma ascendente como el fuego y el humo. Es utilizado, también, para describir una formación de tropa o militar. 
En cuanto a su significado y simbolismo la Masonería en el Ritual Antiguo sostiene que dicha columna fue colocada sobre el rumbo norte para recordar a los hijos de Israel, la adoración que debían profesar a la gran columna de humo que oscureció el camino del Faraón y sus ejércitos cuando eran perseguidos por haber huido de la esclavitud de Egipto. 
También se asegura que dicha Columna materializaba La Estrella Polar del Norte, llamada también Estrella de Horus, nombre que posteriormente se le cambio por el de TAT o TA-AT que significa ¨en fuerza¨, motivo por el cual se le atribuye a la palabra sagrada del A:.M:.
Asimismo, la Columna B también puede llegar a representar al gigante atlas que sostiene un globo terráqueo sobre sus hombros, y por ello vemos sobre el capitel de la columna un globo terrestre, descansando sobre granadas y lirios cubiertos por una red.

En cuanto a la forma y dimensión de la Columna B la Biblia sostiene que Hiram Abif, el orfebre, moldeo dos columnas de bronce de la misma altura y que su significado es la Fuerza, la columna Norte y la Belleza, la Columna Sur. Arriba de la columna colocó dos capiteles. Hizo unas molduras en forma de red y frisos en forma de guirnaldas para los capiteles y sobre éstos colocó las granadas, que dichos frutos representan a todos los cuerpos organizados que la Masonería ha fundado sobre la superficie de la Tierra; y los granos que contienen en su interior, personifican a los Masones. La unidad de los ideales y la diversidad de la individualidad de cada uno de nosotros los masones.

En cuanto al color oscuro de la superficie de la Columna Norte hay dos teorías. Una que invoca a la columna de humo al cual hicimos referencia al referirnos a la historia de la huida del pueblo de Israel, pero también se sostiene que se debe a que por recibir tenues rayos solares del extremo septentrional del mundo, y que apenas se encuentra iluminada por una penumbra. Esa última teoría es la que sostiene que el A:. M:. debe ser refractado por una débil luz y que el conocimiento debe impartirse en forma gradual para que los mismo puedan ser perfectamente comprendidos.

Las columnas en el cuadro de dibujos de primer grado

Tres columnas representan los tres pilares esenciales sobre los cuales se apoya la logia, el V:. M:., el P:.V:. y el S:.V:. Representan, además, a las tres pequeñas luces: La sabiduría, la Fuerza y la Belleza. Tres personajes Bíblicos se ven materializados en estas tres columnas: Salomón, hijo de David y Rey de Israel, Hiram Rey de Tiro, quien proveyó los materiales y la mano de obra para la construcción del templo y finalmente Hiram Abif orfebre de la tribu de Nan quien fue el maestro que diseño las columnas y dirigió los trabajos de construcción.

Las tres columnas están representadas en tres estilos diferentes de la arquitectura griega. La del Este u Oriente en donde está acomodado el V:. M:. y que responde al estilo jónico, que representa la sabiduría. Esta columna es la más perfecta de todas en sus dimensiones y trazos. La Columna del Oeste o del Occidente, que es de estilo dórico, es la que ofrece mayor resistencia y por ello es que representa la fuerza simbolizada en el P:. V:.. La columna del sur, de estilo corintio simboliza la belleza porque éste estilo es el más exquisito. Esta columna es representada por el S:.V:.

La sabiduría conduce las obras del masón; La fuerza le sostiene ante debilidades; y la Belleza es la que adorna su corazón.

Para la Masonería levantar columnas es sinónimo de crecimiento. Una de esas columnas es la de los aprendices, quienes  debemos demostrar unidad, trabajo y construcción constante en el pulimiento de nuestra piedra.

También propongo volver al día de nuestra iniciación. Aquel día recibimos por parte del H:. Ex:. el toque y la p:.. s:.. para luego ingresar y dar nuestros ... primeros pasos (con ceremonia) y al orden frente al V:.M:. nos situamos E.: C.: 
Cumplido V.:M.: 
Hermano Francisco de Miranda


[i] Silvestre, Jorge y Rodriguez Rossi, Víctor, ¨La Masonería y el Bicentenario¨, Buenos Aires, Lajouane, 2010, pag. 55.
[ii] International Rugby Board, ¨Manual para empezar a jugar Rugby¨: En el corazón del Rugby está el espíritu único que se ha mantenido a lo largo de los años. El Rugby no sólo se juega ajustándose a las Leyes sino también dentro del espíritu de las Leyes. Mediante la disciplina, el control y el respeto mutuo se forja una fraternidad y sentido de juego limpio que define al Rugby como el Juego que es.
[iii] Diccionario Masónico, http://www.logianicomedesgomez.org/diccionario.htm, Levantar Columnas: Término con que en Masonería se designa la constitución formal de una L:. J:.y P:. y el comienzo de sus trabajos Mas.:.

domingo, 22 de junio de 2014

Jornada "Juventud; Libertad y Adicciones"


7 MANDILES EN BUSCA DE UN MASÓN. por un M.·.M.·. de la R.·. L.·. Renovación 333


A.·. L.·.G.·.D.·. G.·. A.·.D.·.U.·.
LIB.·.IGU.·.FRAT.·.

O.·. de Bs. As. 7 de mayo 2014  (e.: v.:)

V.·.M.·. y QQ.·.HH.·. todos:

Luigi Pirandello, el creador del teatro moderno, escribió “6 personajes en busca de un autor”. Perdidos en un escenario porque el autor no escribió la obra, le piden al director que los escuche.
La masonería se comunica por símbolos. Estos no tienen un solo código de interpretación. Si así lo fuera, perderían la necesaria contingencia entre el símbolo y lo simbolizado. La cadena de unión, que entiendo es uno de los símbolos fundantes de nuestra hermandad, admite además del sentido que en la tenida de iniciación se explica, otros sentidos de acuerdos a los tiempos y a las costumbres. Los símbolos en la masonería son, para decirlo de alguna manera, algo vivo, que late en los tiempos históricos y sociales.
A mi criterio, el símbolo que propongo son los 7 mandiles que buscan un masón. Muchas veces hemos señalado, con cierta tristeza al menos en mi caso, que hay masones sin mandil. Personas que por sus virtudes morales e intelectuales, mucho podrían aportar a la construcción del templo de la sabiduría, la justicia y la fraternidad. Por distintas circunstancias, nunca se acercarán a pedir la entrada a nuestros talleres. Me parece importante pensar cuales pueden ser esas razones. Es una forma de ahondar aun más en nuestros augustos misterios. Sin embargo, hay por lo menos una razón que no encierra ningún misterio. La sociedad profana en su mayoría, silenciosa o ruidosa según circunstancias, no le interesa ningún tipo de luz. Lo que yo llamo la cultura represora, hegemónica en la actualidad de nuestra cultura, deslumbra pero no alumbra. El consumismo feroz, que nada tiene que ver con el consumo, mas bien es su opuesto, nos transforma a todos y todas en mercancías. De ciudadanos a consumidores, de consumidores a contribuyentes. Degradación del sujeto en aras de los altares del capitalismo financiero, que por serio es letalmente peligroso. 
Reunirse durante dos horas a reflexionar, a pensar, a no hacer, resulta inaudito. Cuántas veces nos preguntan: ¿pero qué hacen en las reuniones? El hacer, incluso el mas inútil, incluso el mas perjudicial, tiene su prestigio. A nuestro Ilustre y Poderoso hermano en el O.·. E.·. Domingo Faustino Sarmiento se le atribuye la frase: “las cosas hay que hacerlas, aunque sea mal, pero hacerlas”. No solamente en esta frase, en cosas aún mas graves, discrepo fraternalmente. Las cosas que se hacen mal hacen mucho mas daño que las que no se hacen. En Medicina esto se llama iatrogenia o malapraxis, que no es lo mismo, pero se le parece bastante. Los masones, tal como yo lo entiendo, privilegian el ser al hacer. ¿Qué hacen en las tenidas? Yo respondo: tratamos de ser…Ser cada vez mas justos, mas libres, mas sabios, mas valientes, mas humildes, mas fraternos, mas bondadosos, mas tolerantes. Y de lograrlo, entonces el hacer tiene una potencia que desafía montañas. He dicho en ocasión del 27 Seminario de Formación Teológica que la fé es otro de los nombres del deseo. Y no hay masón sin deseo de seguir siendo masón. La vigencia de ese deseo se verifica en cada tenida. En la asistencia y en la insistencia. El deseo es la insistencia en ser masón. Si en el primer grado de la masonería todos somos aprendices, toda cámara de primer grado tiene para mí el sentido de una cámara de reflexiones. Reflexiones íntimas y profundas. Y ahora si, porque hemos recibido el privilegio masónico de la luz, reflexiones que podemos compartir con nuestros hermanos. Como profanos, estuvimos solos en la cámara de reflexiones. Como masones, seguimos en la cámara de reflexiones, pero ahora sostenidos dulcemente por los otros hermanos. El G.·.A.·.D.·.U.·. sabe que yo he tenido un privilegio mayor aún. He compartido con mi padre y con mi hijo la fraternidad a la que la Orden nos convoca. Mi padre, cuyo nombre simbólico era Claude Bernard me decoró con el mandil del p.·. g.·. Hice lo propio con mi hijo. Y puedo decir que yo también tengo un sueño. Que en una tenida del futuro, mi hermano en masonería Federico decore a su hijo para una continuidad transgeneracional de la cadena de unión.
Creo que debemos trabajar muy fuerte y muy sinceramente, para que esos 7 mandiles encuentren a los profanos que, iniciación mediante, puedan con ellos ser decorados. Nuestro enemigo histórico, que no en vano nos excomulgó, la Iglesia de Roma, gestó de sus entrañas la teología de la liberación. Son centenares los mártires por haber luchado en la opción por los pobres. Desde Monseñor Romero hasta nuestro obispo Angelelli. Deseo que esos 7 mandiles encuentren también a profanos pobres a los que no se los debe privar de conocer nuestra luz. La opción por los pobres no es la opción por la pobreza. Es la opción que permite construir otra forma de riqueza. Pobres son los que solo tienen dinero. La masonería implica otra forma de riqueza. De lo contrario, no necesitaría ningún Templo. Deseo que la miseria profana no sea obstáculo para que esos mandiles encuentren a 7 masones, setenta veces siete, y mas también. 

Recibid el triple abrazo fraternal. 

R.·. H.·.   Cyrano de Bergerac  (A.:G.:)

EL HOMBRE QUE PLANTABA ARBOLES.


"En 1914 Jean Giono realizaba un largo viaje a pie por las alturas montañosas y desconocidas de una vieja región de los Alpes que penetra Provenza en el sur de Francia. Los carboneros habían deforestado la tierra, los arroyos se habían secado y las ciudades estaban desiertas. Después de tres días, Giono se encontró en medio de una desolación sin precedentes, buscaba agua pero por todos lados la misma sequedad. Levantó campamento y a las cinco horas de marcha le pareció distinguir en la lontananza de una pequeña silueta que la tomó por el tronco de un árbol solitario. Se dirigió hacia allí, era un pastor. Una treintena de ovejas acostadas sobre la tierra ardiente y su perro descansaban junto a él. Le hizo beber de su cantimplora y lo invitó a su cabaña. Su nombre era Elzeard Bouffier. Tenía cincuenta y cinco años y su esposa e hijos habían muerto. Para Giono fue claro que pasaría la noche allí. Esa noche, el pastor fue a buscar un pequeño saco y vació sobre la mesa una pila de bellotas, seleccionó las mejores y cuando tuvo delante de si cien bellotas perfectas se fueron a acostar. Al día siguiente Giono acompañó a Buffer, una vez llegado al lugar a unos doscientos metros de altura, clavó su barra de hierro en la tierra. Hizo así un agujero en el cual metió una bellota y luego la rellenó. Plantaba robles. Le preguntó si la tierra le pertenecía, le respondió que no. Si sabía quiénes eran sus dueños, no lo sabía, ni estaba interesado en conocer a sus propietarios. Había llegado a la conclusión de que esa tierra se moriría por falta de árboles. Plantó así sus cien bellotas, con cuidado extremo. Respondiendo a la insistencia de su compañero le contó que durante tres años había estado plantando árboles en esa soledad. Había plantado cien mil. De éstos, veinte mil habían crecido. De estos, veinte mil habían crecido. De estos veinte mil contaba aún perder la mitad por los roedores y de todo lo que es imposible prever de los designios de la Providencia. Quedaban diez mil robles que crecerían. En este paraje donde nada había crecido antes. Giono partió a la primera guerra mundial y no regresó hasta cinco años después. Más allá del pueblo muerto divisó un bruma gris que recubría las colinas como un tapiz. Buffier había continuado plantando árboles imperturbablemente y los robles de 1910 ahora tenían diez años. El espectáculo era impresionante. Al regresar al pueblo vio correr agua por los arroyos que habían estado secos desde que el hombre tenía memoria. “Era la más formidable reacción en cadena que había visto. Al mismo tiempo que el agua reaparecía, reaparecían los sauces, los mimbres, los prados, los jardines, las flores y una especie de razón de vivir”. En 1935 una delegación administrativa fue a examinar “el bosque natural”, decidieron que había que hacer algo y afortunadamente nada fue hecho, salvo poner al bosque bajo protección. Giono regresó todos los años y vio por última vez a Elzeard Bouffier en 1945, tenía entonces ochenta y siete años. Todo había cambiado. Pero lo más sorprendente de todo fue escuchar el verdadero murmullo del agua corriendo. …vi que había sido construida una fuente y que al agua fluía abundante, alguien habría plantado junto a ella un tilo, símbolo de una resurrección. La esperanza había entonces, retomado. Si se cuenta la antigua población y los recién llegados, más de diez mil personas debían su felicidad a Elzéard Bouffier. Cuando tomo en cuenta la infatigable grandeza de alma y la tenacidad en la generosidad necesarias para lograr este resultado, me siento imbuido de un inmenso respeto por ese viejo campesino inculto que tuvo a bien realizar esta obra digna de Dios:” Extracto original en francés: L´homme qui plantait des arbres.

El mundo profano cómo símbolo por un M.·.M.·. de la R.·.L.·. Renovación 333


Oriente de Buenos Aires, 18 de Junio de 6014 v.·.l.·.

El mundo profano cómo símbolo - V.·.M.·. y QQ.·.HH.·. todos
En nuestra i.·., antes de realizar los t.·. v.·. rituales el V.·.M.·.  nos instruye acerca del simbolismo de la c.·. de r.·.. En ella, nos dice, aprendemos que todo in.·. debe morir a la sociedad profana: 

en la que reina la envidia, el fanatismo, la discordia, la vanidad y otras muchas pasiones que lo esclavizan, necesita morir para ese mundo y renacer en otro distinto, en el que impera la Virtud y se practica la Fraternidad(1).

Más adelante, el ritual masónico nos indica que los d.·. p.·. v.·. simbolizan la oposición, en tanto fuerzas antagónicas, entre el mundo profano y la masonería. Mientras que el p.·. es representado como un estado de anarquía y competencia en el que se encuentra todo aquello que es negativo, la s.·. se le contrapone como la inversión misma (como puesta en un espejo) de aquel. Este juego de espejos se reafirma una vez finalizado el p.·. v.·., cuando el V.·.M.·. opone masonería y mundo profano como pares polares. Así, el mundo profano es gobernado por “el conjunto de las pasiones humanas: guerras, traiciones y desgracias que alteran la paz de los Hombres” En consecuencia el masón debe sostener una completa lucha: para sostener, la Virtud contra el vicio, la Sinceridad contra la perfidia, la Libertad contra la tiranía (2). 

En suma, todo el simbolismo desplegado en nuestro ritual de i.·. apunta al antagonismo entre mundo profano y masonería como polos opuestos de la experiencia humana. Mientras que el primero representa el lugar donde (desde la filosofía masónica) se encuentran todos los vicios, las pasiones y los males, la segunda representa un ideal de virtud que, si bien se presenta a priori como inalcanzable, sirve de guía y herramienta para moldear la conducta del masón.  Por esta razón, el i.·. “renace” luego de morir al mundo profano, debe despojarse de los metales que materializan los males que trae del mundo exterior. Sin embargo, debemos recordar que la misma i.·. nos indica que al reconocer la polaridad entre aquello se encuentra afuera del templo (profano) y lo que se encuentra dentro del templo (sagrado) el masón emprende un proceso transformativo, que apenas se ha puesto en movimiento con la iniciación y, al menos para los sensatos, permanece necesariamente inconcluso.
Ahora, como todo lenguaje simbólico, la validez de esta oposición no procede de su verdad fáctica, del status verificable de sus afirmaciones, sino de su aproximación estética, esto es, de su cualidad metafórica, podríamos decir Hiperbólica, donde la figura retórica suspende provisoriamente el régimen de verdad positivo para, al transformarlo en simbólico, puede asumir una dimensión pedagógica. Por lo tanto, dada la naturaleza simbólica de las enseñanzas masónicas resulta inconcebible tomar dichos postulados en términos fácticos. La experiencia cotidiana nos recuerda que la masonería aspira a la perfección como una utopía y nunca podrá considerarse plenamente justa y perfecta salvo en el momento mismo en que el progreso espiritual y material de la humanidad haga que su existencia se vuelva superflua. En tal sentido, el masón trabaja la piedra despojándose de los vicios profanos aún sabiendo que la misma naturaleza humana conspira contra la definitiva realización de sus trabajos. De la misma manera, el mundo profano –en tanto lugar donde se condensan todos los males- no puede (ni debe) ser rechazado por el masón, sino que debe ser entendido como un símbolo que trasciende ambos términos de la polaridad. Así, distinguimos “lo profano” como “símbolo” de las imperfecciones de la naturaleza humana, y el “mundo profano” como experiencia, como realidad cotidiana cargada de matices, tanto positivos como negativos.

En conclusión qq.·. hh.·. “lo fraternal” en tanto sustantivación de todo aquello distintivo de la masonería no es más que un símbolo de una perfección inalcanzable. Por lo tanto, “lo profano” no puede pensarse más que como un símbolo que funciona por analogía. Como a otras polaridades, los distingue el juego de espejos: el adentro y el afuera, lo propio y lo extraño, lo positivo y lo negativo, lo femenino y lo masculino, el blanco y el negro. La simbología masónica toma la confrontación de los opuestos sin resolverla necesariamente con la destrucción de algunos de los términos, sino con su coexistencia conflictiva como medio de anular los riesgos del dogmatismo. Por lo tanto, sería un craso error pensar que los opuestos sintetizan realidades efectivas. No es por inherentes al mundo profano que los masones debemos rechazar los vicios sino por el hecho de ser contrarios al progreso humano aún cuando los vicios se manifiesten dentro de nuestros talleres. 

Hace una pocas tenidas atrás un H.·. del cuadro nos hablaba de los masones sin mandil, profanos que sin haber tomado las herramientas contribuyen en la obra magna. No es necesario insistir que la situación opuesta es igualmente patente en nuestra orden. Y concluyo estas líneas preguntándome si, hoy en día, cuando la masonería se propone como modelo para la sociedad profana, no debiera buscar en el mundo profano -el real, no el simbólico- herramientas (por supuesto que no todas) que le permitan realizar sus aspiraciones de perfección. Me refiero a que la masonería argentina necesita dar cuenta de procesos de transformación social acaecidos en los últimos 30 años,  repensar –en tanto no reconocemos dogma alguno- algunos de sus “límites” y abrirse a la democratización de sus dinámicas organizativas, el ejercicio de la autocrítica, el sometimiento a escrutinio racional de sus posturas en temas sensibles dentro de un mundo cambiante (salud, educación y género). En suma, buscar menos certezas y convertirse en cuestionador permanente, en irreverente, en iconoclasta de todo y en especial de sí misma. 

Cumplido V.·.M.·.  

viernes, 20 de junio de 2014

La bandera Nacional por el H.: Sandro


Este es un trabajo que escribí para un veinte de junio del año 2009 de la e.:v.: que aproveche!

LA BANDERA NACIONAL


Llegado el año 1812, Belgrano guarneciendo con sus tropas las baterías Libertad e Independencia, insistió ante el gobierno para que se designara el pabellón que debía ser utilizado para las mismas.
¿Es que acaso podía un ejército combatir sin un pabellón propio?
El 27 de febrero de 1812, sin esperar la respuesta de la consulta, enarbola una nueva bandera, conforme a los colores de la escarapela nacional: blanco y azul celeste.
Cosme Maciel, ayudante de Celedonio Escalada, ante la tropa formada en cuadro, sobre las barrancas del Rosario iza la bandera argentina por primera vez.
Belgrano arenga a la tropa, a la cual le exige el juramento de luchar por la América del Sud el templo de la independencia, de la unión y de la libertad (1).
El gobierno reprobó el acto de Belgrano, puntualizó la conveniencia de obrar con circunspección; a dichos efectos le remitió la bandera usada en el Fuerte, recomendándole el ocultamiento simulado de la que recientemente había enarbolado.
Belgrano no recibió la queja del gobierno y llevó consigo la nueva enseña al Ejército del Norte. Procedió deliberadamente porque comprendía que su acto espontáneo necesitaba en forma expresa la ratificación que el gobierno le negaba.
No han pasado aún los tres meses, cuando el nuevo pabellón hace nuevamente su aparición ante las tropas, saludado con salvas de cañón, puesto a la expectación en los balcones de la Casa capitular y bendecido por Juan Ignacio Gorriti en Jujuy. 
Belgrano lo levanta en sus manos y arenga en términos entusiastas a los soldados:

“vosotros tendreis un motibo más de recordarlo, quando, en el p. primera vez, veis la bandera nacional en mis manos, q. ya os distingue de las demás Naciones del globo…”.  

Belgrano después de Tucumán y casi en vísperas de otra victoria, la de Salta, enarboló nuevamente el 13 de febrero de 1813 la bandera en el río Pasaje (2) . 
El reconocimiento oficial de la bandera blanca y celeste se produjo en la sesión del 20 de julio de 1816 del Congreso de Tucumán, por iniciativa del diputado Juan José Paso. 
El reconocimiento oficial como Día de la Bandera llegó en 1938 por ley del Congreso de la Nación, que lo estableció el 20 de Junio, por ser el aniversario del fallecimiento del Dr. Manuel Belgrano, declarándolo asimismo como día feriado nacional.

Manuel Belgrano nació el 3 de junio de 1770 en Buenos Aires, la Luz de finales del siglo XVIII lo vio erigirse como Bachiller en leyes graduado en Valladolid en 1789.
En el año 1794 contando con tan solo veinticuatro años ocupó el puesto de Secretario en el recientemente creado Consulado de Buenos Aires, para señalar con ojo avezado los remedios orgánicos para los males crónicos de nuestra patria en gestación, en pos de defender los intereses de los habitantes de la región.
Consecuentemente con sus proyectos, Belgrano obtuvo la creación de una Academia de Dibujo y otra de Náutica.
Como Capitán de las milicias urbanas luchó contra los británicos en 1806 y 1807.
Participó como vocal en la primera junta de gobierno en 1810 constituida después de la separación de España.
Como General, combatió en el Paraguay y pasó a mandar las baterías de Rosario, donde creo y enarboló por primera vez la bandera argentina el 27 de febrero de 1812.
Después de alternar victorias y derrotas en Tucumán y en el Alto Perú, marchó a Europa como diplomático en 1813.
A su regreso a Buenos Aires en 1816 propuso proclamar la independencia y formar un gobierno monárquico, coronando a un descendiente de los incas, pero sus propuestas no fueron escuchadas.
Nombrado Jefe del Ejército del Norte, terminó con las luchas internas que afectaban a varias provincias.

Con motivo de una conferencia patrocinada por el Instituto Belgraniano de la Ciudad de La Plata, pronunciada en el Salón Dorado del Palacio Municipal el 27 de junio de 1970, se destaco como con el paso del tiempo el mensaje del General Don Manuel Belgrano, permanecía vigente como un legado para las generaciones futuras, el cual me permito traer a colación, en sus palabras iniciales:

“MINTAKA, ANILAM, ALNITAK es el nombre árabe de tres brillantes estrellas más comúnmente conocidas como las TRES MARIAS, estrellas que se destacan en el firmamento, mudos testigos seculares del acontecer en este mundo.
El fulgor de su brillo es el mismo de las estrellas que desde lo alto cobijo al General Don Manuel Belgrano, y quizá fue una de ellas la que guió e inspiró su paso triunfal por la tierra.
Como las estrellas nombradas, como el brillo de sus luces que permanece en el infinito, que asombra y conmueve por la inmensidad de su misterio, así es la luz del entendimiento que irradió el espíritu de ese hombre extraordinario cuyo mensaje permanece latente y se expande y se traslada en el tiempo aumentando su brillo cuando más lo conocemos y más nos acercamos a la fuente que genera, es decir a su personalidad humanidad.”

Las “semillas” de Belgrano fueron sembradas con la obstinada fe del educador que tiene, por ser tal, paciencia larga y confianza profunda en el porvenir del hombre.
Uno de los hombres más grandes que ha dado la patria, falleció el 20 de junio de 1820.

Cumplido V.:M.: 

Sandro

(1) CALIXTO LASSAGA, La bandera argentina, determinación del sitio en que se enarboló por primera vez, Rosario 1930, pp. 3-24, entre muchas otras obras que así lo refieren.
(2) LEVENE RICARDO, Historia de la Nación Argentina, volumen 5 bis, Buenos Aires, 1940.