martes, 21 de febrero de 2012

PATRIOTAS MASONES: ONÉSIMO LEGUIZAMON

Onésimo Leguizamón (n. Gualeguay, Entre Ríos, 15 de febrero de 1839 – † Buenos Aires, 20 de agosto de 1886), abogado, periodista y político argentino ministro de Justicia e Instrucción Pública durante la presidencia de Nicolás Avellaneda.
Su padre había sido un funcionario del caudillo Francisco Ramírez. Estudió en el Colegio de Concepción del Uruguay y en 1857 viajó a Europa con una beca concedida por el presidente Urquiza.
Ejerció como periodista en el diario El Uruguay, de su ciudad natal, y en 1862 se doctoró en leyes en la Universidad de Buenos Aires.
Fue ministro de educación de su provincia y – entre 1864 y 1868 – diputado provincial en Entre Ríos. Desde 1865 a 1870 enseñó filosofía en el Colegio de Concepción del Uruguay. Tras el asesinato de Urquiza, se opuso a la elección de Ricardo López Jordán como gobernador y se exilió en Buenos Aires.
Trabajó como jefe de redacción del diario La Prensa, y enseñó derecho internacional en la Universidad de Buenos Aires. Más tarde fue electo diputado nacional por el partido liberal de su provincia.
De 1874 a 1877 fue ministro de justicia e instrucción pública del presidente Nicolás Avellaneda. Desde ese cargo fundó las primeras escuelas normales para señoritas, reformó el currículum de los colegios nacionales, reguló el establecimiento de escuelas agropecuarias – de las cuales fundó varias – y se destacó en su puesto al punto de generar celos en el ex presidente Domingo Faustino Sarmiento.
En junio de 1877 fue nombrado ministro de la Suprema Corte de Justicia, cargo que ocupó hasta 1882.
Renunció a su función judicial para presidir el Congreso Pedagógico Sudamericano en Buenos Aires. Al poco tiempo fue nombrado senador nacional, y fue uno de los autores y el gran defensor de la Ley 1420, de educación universal, gratuita, laica y obligatoria.
En 1884 fue interventor nacional en la provincia de Catamarca. Ese mismo año fundó el diario La Razón en Buenos Aires, del que fue director y redactor hasta su muerte. Era uno de los líderes más respetados del Partido Autonomista Nacional, y promotor de las candidaturas de la mayor parte de los diputados nacionales de su provincia.
Entre sus escritos, muchos de ellos de carácter legal, merecen citarse "Las leyes de la guerra internacional", "La cuestión de límites entre San Luis y Córdoba", e "Instituto del Código Civil Argentino". También editó el registro nacional desde 1810 y todos los informes producidos hasta entonces por el Procurador General de la Nación. También dejó varios poemas y novelas, considerados de escaso interés.
En 1886 fue candidato al cargo de gobernador de Entre Ríos, pero no llegó a las elecciones: falleció en Buenos Aires en agosto de ese año.

LA LOGIA DOCENTE

ONÉSIMO LEGUIZAMÓN Integró La Logia Docente de Buenos, la cual comenzó a trabajar en noviembre de 1881 (un mes antes de La convocatoria de Poder Ejecutivo Nacional al Congreso Pedagógico por Decreto del 2 de diciembre) y a comienzos del año siguiente, el Supremo Consejo de la Orden le concedió Carta Constitutiva, según consta en Nota Nº 1228 del 28 de febrero de 1882, registrada en el Libro de Entradas y Salidas de la Gran Secretaría General de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones. Por entonces era Gran Maestre el Dr. Hermenegildo Langenheim y Pro Gran Maestre el coronel José Natalio Romero (1880-1882).
En la reunión del Colegio Electoral del Simbolismo Masónico del 19 de abril de 1882, que consagró Gran Maestre a Domingo Faustino Sarmiento y Pro Gran Maestre a Leandro Alem para el período 1882-1883, firmaron como delegados de la Logia Docente el propio Leandro Alem, Valentín Fernández Blanco y Pedro Mallo.
Presumiblemente el triángulo encargado de levantar las columnas lo haya presidido Vicente Fidel López, quien por entonces era Gran Comendador (Presidente del Supremo Consejo Grado 33º para la República Argentina) cargo que ejerció entre 1878 y 1882 y Miembro Nato del Consejo de la Orden, en su condición de Ex Gran Maestre, período 1879-1880. Además, el mismo año de creación de la Logia Docente de la que fue su primer Venerable Maestro, fue uno de los fundadores y primer Presidente del Club Liberal de Buenos Aires, haciéndose cargo, en ejercicio de esas funciones, de la presidencia de la Comisión Administradora Patrocinante del actual Instituto Libre de Segunda Enseñanza.

Probablemente fuese secundado por Leandro Alem, primer Orador de la Logia, quién también fue uno de los fundadores y miembro de la Comisión Directiva del Club Liberal de Buenos Aires, asumiendo al año siguiente como Pro Gran Maestre de Sarmiento, a quien sucedería en la Gran Maestría (1883-1885).

El tercer miembro del triángulo puede haber sido, Pascual Beracochea, primer Secretario de la Logia, también fundador y directivo del Club Liberal de Buenos Aires. Además participó en el Congreso Pedagógico y al iniciarse la década siguiente sería Vicepresidente de la Unión Cívica.

No podemos desconocer, sin embargo, el peso del Gran Orador de la Gran Logia, Valentín Fernández Blanco (futuro Gran Maestre y Gran Comendador) ni de Pedro Mallo, quien ya había sido Pro Gran Maestre entre 1877 y 1879 (secundando al Gran Maestre Agustín Pedro Justo) cargo que volvería a ocupar (1888-1889 y 1892-1894).
En la Logia Docente surgieron brillantes iniciativas en favor de la enseñanza, entre otras la creación con fondos de la masonería del actual Instituto Libre de Segunda Enseñanza, la difusión del sistema de creación de Bibliotecas Populares, etc., etc. 

Entre los iniciados en esta Logia, se encontraban los futuros presidentes de la Nación Argentina Roque Sáenz Peña, Manuel Quintana e Hipólito Yrigoyen, eminentes maestros como Lucio Vicente López y su hermano Alberto López, hijos del V.: Maestro del Taller, y nietos del inmortal autor del Himno Nacional Argentino, también masón; José María Ramos Mejía, Matías Calandrelli, y figuras de prestigio nacional como el doctor Antonio Bermejo, futuro presidente de la Suprema Corte; Ezequiel Ramos Mejía, recordado ministro nacional; Federico Pinedo y muchos otros

Fruto del trabajo de esta logia y de la masonería toda, fue la Ley 1420 de enseñanza obligatoria, gratuita y laica, y entre sus hombres de mayor valía, al Hermano Onésimo Leguizamón le cupo uno de los sitiales de mayor envergadura.
En la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, puede verse su estatua, como un recordatorio para las generaciones futuras que hoy humildemente te saludan.

Masoneria Argentina en el programa "Lo Pasado Pensado" de Felipe Pigna












La Plata: Ciudad Masónica en Sud América

Después del fracaso del alzamiento porteño de 1880, que obligó a la Provincia de Buenos Aires a entregar su capital histórico "su alma, su cabeza, su brazo", dirá Saldias, las autoridades surgidas de ese episodio se dispusieron a reparar la tremenda perdida, rápidamente, sin lamentaciones ni nostalgias.
Cinco años bastaron para que el fenómeno de la nueva sede bonaerense empezara a llamar la atención de la opinión mundial. Se la comparaba con Washington, nacida también después de una meditada decisión política destinada a afianzar el sistema federal.
La Plata era, sobre todo, el mejor ejemplo de la capacidad creadora de los argentinos.
Moderna en su concepción urbanística, distinta en las características de su sociedad, exenta de las tradiciones hispánicas que pesaban sobre las otras ciudades del país.
Resumía el espíritu "positivo" del siglo y el optimismo dispendioso de la década del 80. "Me voy para La Plata/ la nueva capital/ que allí se gana mucho/ con poco trabajar..." Esta copla entonada por la legión de empleados públicos y albañiles italianos que fueron sus primeros habitantes, refleja aquella ciudad prodigiosa, surgida como por encantamiento del suelo pampeano.
La Plata (a veces abreviado LP, también denominada Casco Urbano dentro del partido de La Plata) es la capital de la provincia de Buenos Aires, Argentina, y también cabecera del partido de La Plata. Se ubica a 56 km al sudeste de la ciudad de Buenos Aires. Es apodada frecuentemente como la «Ciudad de las Diagonales» y en menor medida como la «Ciudad de los Tilos».
La ciudad fue planeada para servir como la capital de la provincia después de que la ciudad de Buenos Aires fuera declarada como Distrito Federal en 1880. Además es el principal centro político, administrativo y educativo de la provincia. Según el censo de 2001 (llevado a cabo por el INDEC), la ciudad tiene una población de 186.527 habitantes y su aglomerado urbano, el Gran La Plata, compuesto por el partido homónimo, Ensenada y Berisso, 694.253 habitantes.
La Plata fue fundada oficialmente por el gobernador Dardo Rocha el 19 de noviembre de 1882 y su construcción fue plenamente documentada en fotografías por Tomas Bradley. Entre los años 1952 y 1955, la ciudad se llamó Ciudad Eva Perón.
Esta ciudad planificada es reconocida por su trazado, un cuadrado perfecto con el «Eje Histórico» conservado hasta hoy en forma intacta; al igual que el diseño sobresaliente de las diagonales que lo cruzan formando rombos dentro de su contorno, bosques y plazas colocadas con exactitud cada seis cuadras.
El fundador y alma mater de la nueva ciudad había sido iniciado masón por su padre el Coronel Juan José Rocha, en el año 1858 cuando tenía solo veinte años y era estudiante de derecho.  En aquellos tiempos, su padre era el V.: M.: de LL..: Constancia n°7.
El principal colaborador de Dardo Rocha era el arquitecto e ingeniero Pedro Benoit, iniciado Mas.: el 26 de octubre de 1858 en la L.: Consuelo del infortunio n° 3. Benoit asumió la responsabilidad del emplazamiento de la nueva ciudad, trazo los planos originales inscribiendo en ellos, de forma indeleble, los antiguos símbolos de la masonería y proyecto sus edificios y paseos mas importantes, fue, además, uno de los fundadores y el principal animador de la L.: La Plata n° 80 de esa ciudad. 
Como dato curioso y enigmático se debe señalar que el padre de Benoit también era masón y había sido iniciado en Francia su país de nacimiento. Según una cierta tradición familiar, apoyada por pruebas caligráficas, antropométricas, pictóricas, testimoniales, etc.… ese hombre llamado Pierre Benoit, la mayor parte de cuya vida transcurrió en Buenos Aires, sería nada menos que Luis XVII, el Delfín de Francia, secuestrado en la prisión del Temple y llevado a Calais donde paso su infancia al cuidado de una familia de revolucionarios. Cabe recordar que Pierre Benoit llego a la Argentina bajo la presidencia de Bernardino Rivadavia, también iniciado masón.
Colaborando estrechamente con Pedro Benoit en el trazado de los planos de la futura ciudad estaba el ingeniero Carlos Guillermo Glade, de origen alemán, iniciado el 27 de setiembre de 1864 en L.: Germania n° 19. Posteriormente, Glade fue profesor de la Universidad de La Plata, y V.: M.: Hon.: de la logia La Plata n° 80.
En otro orden de cosas, se debe mencionar que el nombre “La Plata” fue propuesto por el poeta José Hernández, autor del célebre poema gauchesco Martin fierro, obra cumbre de la literatura Argentina (casi diríamos de revelación). Hernández fue iniciado el 28 de agosto de 1861 en la L.: Asilo del litoral n° 18 y era Miembro Libre de la Orden por haber cumplido 25 años de trabajos masónicos ininterrumpidos, en el Escocismo poseía el grado 32.
El 19 de noviembre de 1882 se colocaba solemnemente la Piedra fundamental de la ciudad, y entre las personalidades oficialmente presentes se constaban los siguientes masones.
  • Victorino de la Plaza, futuro presidente de la República, iniciado en 1867 en logia Regeneración n° 5.
  • Eduardo Wilde, Ministro nacional, iniciado el 19 de setiembre de 1971 en la logia Constancia n°7.
  • Domingo F. Sarmiento, presidente de la Republica y Gran maestre de la masonería Argentina, iniciado el 31 de julio de 1854 en la logia Unión Fraternal de Valparaíso (Chile).
  • Benjamín Victorica, general, Presidente de la suprema corte, ministro, iniciado en la logia Jorge Washington de concepción del Uruguay.
  • Carlos D´Amico, ministro de gobierno de la provincia y futuro Gobernador, iniciado muy joven fue Gran Maestre del Gran Oriente del Rito Argentino.
  • Manuel R. Trelles, científico e historiador, Académico de historia en Madrid, fue iniciado en 1867 en la logia confraternidad Argentina.
  • Carlos Casares (h), Gobernador de la provincia, estanciero, fundador de la logia Unión del Plata n°1, en 1885.
  • Juan Dillon (h), contador General de la provincia, iniciado el 2 de octubre de 1882 en la logia Obediencia a la ley n° 13.
  • José Hernández, Poeta autor de Martin Fierro, le dio el nombre a la nueva ciudad, iniciado el 28 de agosto de 1861 en la logia Asilo del Litoral n°18.
  • Mauricio Mayer, militar Húngaro incorporado al Ejército Argentino, iniciado el 10 de julio de 1870 en la logia Caridad n° 22.
La presencia de estos distinguidos masones en el acto de fundación de La Plata esta testimoniada en una famosa estampa oleo gráfica de la época impresa en Milán.



En la cripta donde se coloco la piedra Fundamental de la ciudad se depositaron una redoma de cristal conteniendo el Acta de Fundación, los planos originales, las Constituciones nacional y provincial, un mensaje del Dr. Dardo rocha para las generaciones futuras y un cofre de madera conteniendo medallas y monedas de la época.
Al conmemorarse el Centenario de la fundación, el 19 de noviembre de 1982, fueron extraídos esos tesoros y entre las medallas encontradas aparecen a las de las logias que participaron “operativamente” en la construcción de la ciudad. Algunas de ellas son las siguientes: Unione Italiana, Confraternidad Argentina, Regeneración, Tolerancia, Luz y verdad (Valle de Mercedes), caridad (Valle de Victoria), Abraham Lincoln, Liberi Pensatori, Unión (Valle de Lobos), Carita, Protectora de los Pobres y Progreso. Todas esas medallas masónicas, junto con dos más de la actual logia La Plata n° 80, fueron enterradas nuevamente hasta el año 2082.
Una prueba concluyente y a la vez originalísima de que la fundación y construcción de la ciudad fue una obra masónica la tenemos en el propio trazado del plano de la Plata, en cuya planta, orientada correctamente se aprecian nítidamente los dibujos de la Escuadra y el Compras entrelazados, así como también, el antiguo Nivel usado por los constructores de la Edad media. Dichos símbolos tradicionales se encuentran trazados por medio de las calles diagonales. No en vano a La Plata se la llama “La ciudad de las diagonales”.
Numerosos son los masones que construyeron la ciudad y que colaboraron en su posterior desarrollo, en el primer Consejo Municipal, por ejemplo, figuraban los siguientes masones:
  • Benjamín del Castillo, legislador, iniciado el 23 de agosto de 1863 en la logia Asilo de la Litoral n° 18.
  • Adolfo Miranda Naon, Senador, uno de los fundadores del diario platense “El día” y luego director del mismo, iniciado el 3 de noviembre de 1885 en la logia La Plata n ° 80.
  • Luis C. Pintos, diputado y senador nacional, hijo de masón, fue iniciado en la logia Obediencia a la ley n° 13 el 27 de junio de 1866.
  • Ricardo Marco de Pont, catedrático, iniciado en la logia Luz del Oeste n° 55.
Además, entre los primeros Intendentes Municipales de destacad actuación figuran los masones Miguel Goyena, doctor en jurisprudencia, coronel, diputado, ministro nacional, hijo de masón, iniciado el 30 de junio de 1869 en la logia Obediencia a la Ley n° 13 y Adolfo F. Lazcano, político y catedrático, iniciado en 1888 en la logia La Plata n° 80.
En los años posteriores a la fundación de la ciudad de La Plata son innumerables los testimonios de la actividad masónica desarrollada, tanto en el campo oficial como en el privado, así, don Ernesto A. Valsecchi afirma textualmente “Una ojeada a los archivos de esta Logia (La Plata n°80) y a las nominas que en ella y en otras logias platenses militaron, permite observar que se registran apellidos tradicionales de la ciudad , de ilustres personalidades que han quedado inscritos en ellos como pruebas concluyentes de su destacada participación, así encontramos al sabio y paleontólogo, director del Museo de ciencias Naturales, florentino Ameghino, Eduardo Ves losada, fundador del Colegio de Escribanos y de la revista Notarial, Manuel H. y Cesar Lagenheim, el primer Ministro de la Suprema corte de Justicia de la Provincia y el segundo también actuante en la Justicia bonaerense a principios del siglo, ambos Grandes Maestres de la masonería Argentina, además, el primero fue catedrático, decano y académico de la facultad de Agronomía, y Veterinaria de la Universidad local, fundador de la sociedad de Beneficencia, diputado y senador provincial y adalid de la enseñanza laica; el escribano Emilio del Valle, Julio Sánchez Viamonte, convencional provincial y nacional en 1880 y en 1889 respectivamente, diputado nacional y catedrático de la Universidad de La Plata, Carlos Glade, agrimensor y colaborador de Pedro Benoit en el trazado de la ciudad, Enrique santa Olalla, educador, inspector de escuelas bonaerense, miembro del congreso Pedagógico de 1882; Dalmiro Sáenz, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la provincia en 1889; Catedrático de la universidad Platense,  director General de escuelas y senador provincial; Faustino Jorge, veterano de la guerra de Paraguay, uno de los fundadores del instituto geográfico Argentino y del Patronato de la infancia que presidiera durante varios lustros, ministro de gobierno y hacienda de la provincia de Buenos Aires; Ángel Reforma; Carlos A, Fajardo, escribano, primer Juez de Paz de la Plata, colaborador de los Gobernadores Rocha e Irigoyen; Vicente Isnardi, Ingeniero; Juan B. Lavie, Jefe de la contaduría General de la provincia, luego Jefe de Policía bonaerense, legislador provincial y nacional; Edelmiro Calvo, profesor; Julián Games, comerciante; Jorge B. Gorostiaga, médico de policía y de tribunales, profesor universitario, Luis María Drago, juez y fiscal de estado, ministro de Relaciones Exteriores, diputador Nacional, autor de la doctrina de derecho Internacional que lleva su nombre; los Dillon, Alberto Gregorio, ingeniero ferroviario, Gregorio, veterano del Paraguay y Juan Contador General de la provincia, el prestigioso periodista José Sixto Álvarez (fray Mocho); Carlos D´ Amico, doctorado en leyes, Ministro de gobierno provincial, senador nacional, gobernador de buenos aires en 1884. También perteneció a la masonería el primer organista de la iglesia San Ponciano, el compositor Dalmiro costa.
Se podrían mencionar muchos más masones que participaron en la fundación y en el desarrollo posterior de la ciudad pero los nombrados bastan para comprobar que La Plata no fue un mero resultado de las circunstancias sino que fue una obra consciente, a la vez especulativa y operativa, de la masonería rioplatense con sentido constructivo.
Finalmente, es necesario señalas que otras corrientes esotéricas y no solamente masónicas, acompañaron el surgimiento de la ciudad de La Plata: en efecto, en el año 1891, a solo 9 años de colocada la Piedra fundamente de la ciudad, ya se registraba activad del Martinismo a través de 5 cartas Patentes regulares del Groupement Idependant d´Etudes Esoteriques (G.I.D.E.E.) fundado por Gerard Encausse en Francia que fueran extendidas a logia Martinistas que ya funcionaban en el nueva capital.
El día 19 de noviembre de 1882 don Pedro Benoit, secundado por los Maestros mayores de obra de la Provincia de Buenos Aires don Miguel Cabrera, don José María Baca, don Juan Rodríguez, don Agustín Rodríguez, don Gregorio Almaestre, don Federico Cabrera y don José Porret, construyo un arco de bóveda subterráneo y cubrió la piedra Fundamental con ladrillos y mezcla utilizando una cuchara (trulla) de oro macizo con ocho brillantes en la empuñadura de ébano y una batea para la mezcla de caoba con agarraderas de ébano e incrustaciones doradas.

Fuentes

Wikipedia
http://www.laplatamasoneria.com.ar
http://www.misteriosdelaplata.blogspot.com